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Jaime Sabines, Andrés Henestrosa, Selena, Margarita Gralia, Ricky Martin, Maribel Guardia, Bárbara Mori, Astrid Hadad, Aylín Mujica y Eduardo Palomo son sólo algunas de las figuras del espectáculo y la cultura que han sido retratadas por Blanca Charolet.

La fotógrafa mexicana (Oaxaca, 1953) fue la primera reportera gráfica en periódicos como EL UNIVERSAL, posteriormente trabajó con la Primera Dama Carmen Romano durante el sexenio de López Portillo y finalmente se dedicó a capturar a personajes del mundo de la cultura y del espectáculo, logrando, en más de 25 años, crear lazos importantes con ellos, así como varias anécdotas que platicó a EL UNIVERSAL, como la del retrato que tomó a Selena un par de meses antes de su muerte y que nunca pudo entregarle.

“Le hice las tomas en blanco y negro pero no alcancé a mandárselas. Fue en marzo cuando la asesinaron pero ella vino a mi estudio en noviembre, después de una entrega de premios; había poco tiempo y varias revistas me encargaron tomarle fotos. Yo le dije ese día que quería hacerle un retrato porque me gustaba pintar las fotos”, platicó Charolet.

“Ella irradiaba mucha simpatía, estaba en el gran momento de su carrera, irradiaba la felicidad del momento que estaba viviendo”.

Tras enterarse de su muerte en marzo de 1995, Blanca habló con el padre de Selena para entregarle a él la fotografía. “Se la hice llegar y me parece que está en el Museo de Selena, en la imagen ella está en una silla negra de rejitas y está muy feliz...”, cuenta mientras señala otra foto de la cantante que cuelga en una de las paredes de su estudio.

Pero esa no fue la única ocasión en la que fotografió a un artista poco antes de su muerte, lo mismo ocurrió con Eduardo Palomo, con quien tuvo una sesión fotográfica días antes de su fallecimiento en noviembre de 2003.

“Eduardo Palomo venía a hacer fotos de una producción y le dije: ‘tengo una cámara de plástico y tengo una idea, ¿podemos hacer unas fotos?, él encantado respondió que sí y jugamos con la cámara... le tomé un rollo”, recordó.

El espectáculo: una máscara de alegría y tristeza

Aunque a través de las imágenes o en pantalla los vemos sonrientes, la vida real de los artistas es muy diferente a como se puede pensar, platica Blanca Charolet, pues son muy pocos los artistas que realmente hacen buen dinero de esta profesión.

“Por eso este medio está representado con una máscara de alegría y de tristeza, yo hice una vez un homenaje a los actores de los años 50, eran como 100 personas y de ellos pocos eran los que vivían bien, los demás, sólo tres más o menos bien. Muchos murieron de depresión porque no tenían trabajo”.

Para ella ocurre lo mismo en la actualidad, ya que muchas actrices han tenido que someterse a cirugías para poder obtener empleos o incluso, acceder a revelar sus intimidades.

A raíz de todo esto, la fotógrafa se unió a Javier de La Rosa para crear la muestra fotográfica Tortura de fin de siglo... la belleza no conoce el dolor.

“Un día estaban maquillando a una actriz, me voy al estudio, y una hora después me llaman y ella estaba llorando”, recuerda la fotógrafa, así como la vez en la que Ricky Martin estaba tan cansado del viaje que acababa de hacer, que ella le ofreció una de las habitaciones de su estudio para que durmiera un rato antes de la sesión.

Este tipo de atenciones, le ha valido a Charolet convertirse en la fotógrafa exclusiva de algunas figuras, como Maribel Guardia y Margarita Gralia, quien al ser invitada por Playboy para ser su portada, aceptó con la única condición de que fuera Blanca Charolet quien le tomara las fotos, ya que era un momento íntimo y muy delicado.

“Margarita lo pide, lo hace y se lo conceden, Maribel Guardia también. Llega un momento en que hay proyectos en que definitivamente lo tienen que hacer con otro fotógrafo pero le dan muchas vueltas pero es por eso, porque hay una confianza y se sienten en confianza”, comentó.

Con una personalidad amable y sonriente, Charolet nos muestra las habitaciones de su estudio en la Ciudad de México, donde no hay pared que no tenga alguna imagen suya. Por todo el lugar hay juguetes mexicanos, sombreros, plumas, figuras de hojalata y puertas de madera intervenidas con sus fotos, sillones, y un ambiente cálido.