Gosling estrena en Cannes el delirio de Lost River
Labor. Christina Hendricks actuó a las órdenes de Gosling. (Foto: AP )
El aplaudido actor canadiense Ryan Gosling se estrenó hoy como director en la sección Una Cierta Mirada del Festival de Cannes, con "Lost River" , que propone un delirio visual "vintage" sobre la deshumanización en medio del caos y el abandono.
Tras ganarse una sólida reputación como actor en "Drive" , de Nicolas Winding Refn; "Half Nelson" , de Ryan Fleck, o "Blue Valentine" , de Derek Cianfrance, Gosling se pone por primera vez detrás de la cámara con un filme arriesgado y de autor, que destila cierta conexión con la particular "Mulholland Drive" , de David Lynch.
En un pueblo que se muere, Billy (Christina Hendrix) intenta sacar adelante a su bebé y a su hijo adolescente (Lain de Caestecker) , mientras todos lo que han podido han abandonado ese lugar, en el que las casas arden y se derrumban sin que a nadie le importa. Un mundo donde perro come perro.
Alentada por un banquero (Ben Mendelsohn) y para salvar la hipoteca de su casa, Billy aceptará a ciegas un empleo en un inquietante club de variedades regentado por Cat (Eva Mendes) al que se entra por una puerta que emula las fauces de un monstruo y donde el público aplaude la sangre en el escenario.
"Todo el mundo busca una vida mejor. Quizá un día la encontremos" , se escucha durante la película, que coproduce el propio Gosling.
Mientras tanto, su hijo mayor roba cobre y repara el coche que un día le sacará de ese pozo de abandono carnavalesco mientras cuenta las horas con su amiga Rat (Saorise Ronan) , otro personaje extraviado cuya mascota es una rata amaestrada.
Recurrentemente intentarán esquivar a Bully (Matt Smith) , un sádico que se pasea en un descapotable blanco con trono de terciopelo azul que conduce un secuaz con el rostro desfigurado.
Se trata de una inquietante película de una hora y tres cuartos con garra, una cinta compleja que no está llamada a seducir a audiencias generalistas.
Gran parte de la atmósfera de la cinta emana de su cuidada y poderosa fotografía, que firma el belga Benoit Debie, el mismo que fabricó las imágenes de "Spring Breakers" , de Harmony Korine, y de "Irréversible" , de Gaspar Noé, que también se proyectó en el Festival de Cannes en 2002.
cvtp