Sin pruebas de abusos, en cárcel donde estuvo una Pussy Riot
OTRA VERSIÓN. La administración de la cárcel rechazó las acusaciones de la activista opositora y alegó que ésta presentó sus denuncias por la negativa de los funcionarios de la prisión de concederle un régimen "especial" con comodidades. (Foto: Archivo/EFE )
Los servicios penitenciarios rusos declararon no haber hallaron pruebas de abusos en la prisión donde Nadezhda Tolokónnikova, integrante del grupo punk femenino Pussy Riot, denunció malos tratos y torturas por parte de compañeras de celda, informó hoy el Consejo de Derechos Humanos (CDH) de Rusia.
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La inspección de la cárcel fue realizada a petición del CDH a raíz de las denuncias de la componente del Pussy Riot, que cumplió parte de su pena de dos años de reclusión en esa prisión de la república de Mordovia, donde declaró una huelga de hambre por supuestas "condiciones inhumanas" y amenazas de muerte por parte de la administración.
Tolokónnikova denunció entonces que las presas son obligadas a trabajar en un taller de costura 16-17 horas al día con 4 horas diarias para dormir y sólo un día libre en mes y medio.
Asimismo, informó de que las mujeres son golpeadas, algunas hasta la muerte, por compañeras de celda instigadas por la administración de la cárcel.
Denunció que su salario mensual es de menos de un dólar a pesar de que una brigada de presas costureras confecciona 150 uniformes policiales al día.
La administración de la cárcel rechazó las acusaciones de la activista opositora y alegó que ésta presentó sus denuncias por la negativa de los funcionarios de la prisión de concederle un régimen "especial" con comodidades.
La joven está ingresada ahora en una cárcel siberiana en Krasnoyarsk (a 4.400 kilómetros al este de Moscú) tras 26 días de traslado desde la prisión IK-14 de Mordovia.
Tolokónnikova, María Aliójina y Yekaterina Samutsévich, las integrantes de Pussy Riot, ésta última en libertad condicional desde octubre del año pasado, fueron condenadas a dos años de cárcel por "gamberrismo motivado por odio religioso" , tras escenificar en febrero de 2012 una plegaria "punk" contra el Kremlin en el principal templo ortodoxo ruso en Moscú.
Las Pussy Riot mantienen su inocencia e insisten en que su acción en la catedral de Cristo Salvador de Moscú tenía fines políticos y no estaba dirigida contra los creyentes ortodoxos.