Aunque ya lleva varios años en la música, sin dudas que 2013 fue el año de la explosión de Robin Thicke: Primero, por el éxito planetario que consiguió al alero de la canción "Blurred Lines" y, luego, por su comentada -y polémica- presentación junto a Miley Cyrus en los premios MTV.

Sin embargo, puede que esos mismos dos hitos hayan sido el factor determinante a la hora de recibir uno de los galardones menos honoríficos que un artista pueda recibir: El de "sexista del año", entregado por una coalición británica.

Según informa "The Guardian", Thicke lideró una encuesta realizada por Fin de la Violencia contra la Mujer, organismo que reúne a más de 60 agrupaciones que defienden los derechos de las mujeres.

Una de las voceras de esa coalición, Sarah Green, felicitó irónicamente a Thicke, a quien calificó como un "digno ganador", gracias a sus "esfuerzos sexistas" y a la "plataforma que creó para rechazar el uso de la mujer como objeto de promoción del pop mediocre".

Y aunque reconoció que el sexismo aún es una herramienta habitual en parte de la industria, Green celebró que "los tiempos están cambiando", y anunció como premio para el galardonado un voucher para descargar el tema "Respect", de Aretha Franklin.

La acusación de las agrupaciones femeninas no es ni de cerca la primera polémica que debe enfrentar Thicke este año. En la salida del single "Blurred lines", el cantante debió enfrentar acusaciones de plagio por parte de los herederos de Marvin Gaye (por el tema "Got to give it up") y de los representantes de Funkadelic (por segmentos de la canción "Sexy Ways").

A ello se sumó la imposibilidad de emitir el video del tema en la plataforma regular de YouTube, debido a la inclusión de modelos como Emily Ratajkowski casi desnudas.

Sin embargo, nada de eso mermó el impacto del single, que finaliza el año como el más vendido, con 1.44 millones de copias, mientras que "Get Lucky" de Daft Punk logró despachar 1.28 millones.