Se suben hasta a los árboles para ver a Bieber
ENTUSIASMO. Las jóvenes fans corren de un extremo a otro de la vía, lo han hecho exponiéndose a que uno de los pocos carros que aún transitan por aquí las atropelle. (Foto: Agencia EL UNIVERSAL / Marco Antonio Valdez )
La locura de las "Beliebers" mexicanas continúa a las 17:30 horas afueras del hotel W de Polanco. Numerosos padres que por sus hijas viajaron desde los estados de Sonora, Sinaloa, Chiapas, Nuevo León y Michoacán portan orgullosos camisetas que dicen "Belieber Mom" y "Belieber Dad", respectivamente.
Las chicas que desde las siete de la mañana llegaron a apostarse en la calle de Campos Eliseos, han estado corriendo de un extremo a otro de la gran vía, lo han hecho exponiéndose a que uno de los pocos carros que aún transitan por aquí las atropelle.
No les importa; ellas ya se comieron su torta de jamón, su bolsa de papas fritas y un refresco de sabor que compraron en las tiendas aledañas al hotel, el mismo al que aún no ha llegado Justin Bieber.
La situación que se vive actualmente es de tensa calma, el griterío se enciende y apaga como si alguien moviera un interruptor. Si se acerca un camión gritan, si se acerca un helicóptero igualmente, la energía de estas jóvenes es inconmesurable.
Daniel e Irene Anderson, un matrimonio proveniente de Sacramento, California, se quejaron de que el ruido les llegó a sus habitaciones hasta las primeras horas de la madrugada.
"Técnicamente hasta la una de la mañana todavía había chicas gritando y cantando por aquí. No nos dejaban conciliar el sueño. La verdad nunca pensamos que íbamos a coincidir con tantas adolescentes ruidosas", externó Daniel Anderson, profesor universitario de biología.
La policía antimotines no ha cedido el paso a ninguna persona salvo a vehículos que puedan traer huéspedes del hotel. Las muchachitas cuchichean entre ellas y dicen lo que monitorean en la red social de Twitter.
"Dice Justin que ya viene en camino para México", exclama Rebeca, en voz alta y Claudia le contesta. "Escribió Justin en su cuenta que afuera del hotel ya parece un circo, que hay hasta chavitas subidas en las ramas de los árboles, ¿Te cae?", se les escucha emocionadas reír.
La espera se torna cada vez más larga, mientras los padres sigan teniendo billetes y las niñas energía, sólo se irán los que tengan boletos para el concierto de hoy. El caos vial vespertino todavía está por llegar.
rqm