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Dimitri Bogatirev e Iryna Ivanytska son un matrimonio de payasos que, estando en el Cirque Du Soleil, por su común gracia se enamoraron y hace 18 años engendraron a un payasito.

Los cómicos esposos se independizaron del reconocido circo mundial y con su pequeño niño idearon su propio espectáculo, al que llamaron a partir de la palabra rusa Boomaga, cuyo significado es papel.

Simplemente cambiaron el orden gramático de la palabra y quedó Aga-Boom, como resultado de repetir la palabra indefinidamente, algo similar a que si uno en español, en lugar de decir papel tijera “pelpa”, en ese sentido estricto.

Un espectáculo silente

Aga-Boom es un performance de 75 minutos, donde aunque hay una secuencia lógica de hechos; la trama es en pantomima, lo cual permite la espontaneidad, además da lugar a la improvisación escénica.

Al público se le involucra con magia, comedia, música y acrobacia, en actuación pantomímica.

Aga-Boom se presentará en el teatro 1 del Centro Cultural Telmex, los días, del 13 al 17 y del 20 al 24 de noviembre del 2013.

Iryna Ivanytska hace el papel de un payaso hombre y le encanta puesto que en este papel se extrovierte actuando y hace lo que una mujer se privaría de experimentar.

“Es curioso que me pregunten por qué hago a un payaso masculino siendo yo mujer. Mi esposo es el culpable porque me sugirió que yo lo hiciera”, señaló entre risas la artista y dio gracias a la confianza que le tiene su marido como esposa, artista y madre.

“Mi capacidad dentro de la comicidad se ha vuelto un poco más plástica con los años. La experiencia de una mujer haciendo clown con práctica, obtiene un poco más de expresión física. Los hombres sin dudarlo, son más toscos en muchos sentidos”, declaró Iryna Ivanytska.

Dimitri Bogatirev hace énfasis en que ser payaso es hacer una actuación muy seria —por contradictorio que pudiera parecer—, el arte del payaso no trata sólo de hacer tonterías sin sentido; implica imaginación.

“El clown tiene una estructura matemática en las escenas de situaciones divertidas y a la vez sorpresivas, se hacen malabares con maletas y con juguetes, pequeños trucos de magia, se jinetean los trapeadores y necesitan de una gran condición física, para estas rutinas en comedia”, dijo Bogatirev y cuenta que el país más solemne al que se han enfrentado es Rusia.

“La gente ahí no se atreve a dejarse llevar por los espectáculos de payasos, por su misma idiosincracia que no se los permite”, argumentó Dimitri, y detalló que pueden sentirse superiores por ciertas condiciones económicas o culturales.

“Para ellos hacer algo en apariencia tonto es como disminuirse dentro de la escala social”, explicó.