Héctor Bonilla regresa a los escenarios con sus dos hijos
EQUIPO. Sergio, Héctor y Fernando. (Foto: MARCO ANTONIO VALDEZ EL UNIVERSAL )
christian.leon@eluniversal.com.mx
Las desigualdades económicas derivadas de las ganancias por la distribución del cine mexicano es lo que el actor Héctor Bonilla asegura que ha frenado el crecimiento del cine nacional, pues añadió que mientras esto siga ocurriendo, difícilmente se levantará dicha industria.
“El cine mexicano está nublado por que los tres sectores que componen la industria (producción, distribución y exhibición) están mal manejados”, dijo Bonilla.
Y es que el primer actor, quien a partir del próximo 10 de septiembre regresará al teatro con la obra Almacenados señaló que mientras un productor se encarga de escoger el argumento, elegir al director y reparto, así como darle los tratamientos necesarios al guión y todo el periplo de la producción, el distribuidor es el que obtiene la mayoría de las ganancias de la película que por lo general le tomó años levantar al director.
“El productor entrega un filme terminado y a la hora de las ganancias el distribuidor percibe más del triple, además las películas mexicanas aunque hayan tenido premios internacionales, en ocasiones permanecen tres días en cartelera”, añadió.
Por ello Bonilla propone la creación de espacios que exhiban material exclusivamente nacional, que no tenga que competir con los blockbusters del momento y de esa manera eventualmente se cree una industria nacional pujante.
“La obligación es tener cultura de primer nivel a precios módicos para un pueblo sin poder adquisitivo, yo propondría que los egresados de las escuelas de cine puedan presentarse en salas caracterizadas por presentar material nacional”, detalló.
El actor de 74 años alabó el desempeño de Amat Escalante, que, añadió, ha hecho con su cinta Heli que el mundo voltee al cine mexicano y que espera “continúe la buena racha para los directores nacionales”.
El histrión mexicano dijo estar emocionado de reponer Almacenados en el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, pues “es una puesta que confronta a dos generaciones”.
En la obra, Héctor trabaja con sus hijos Sergio y Fernando; con el primero actúa, y el segundo los dirige.