Breaking Bad, más que diversión
HISTORIA. Bryan Cranston da vida al protagonista de la serie. (Foto: FOTOS EL UNIVERSAL )
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Agobiado por el futuro incierto que tendrá su familia tras su muerte, Walter White, protagonista de Breaking Bad, decide cruzar la línea y romper las normas morales, con lo que cambia al bando de los “malos”.
El crítico televisivo Arturo Aguilar cree que es la naturalidad con la que un típico hombre de familia es corrompido al grado de hacer lo incorrecto lo que ha hecho de esta serie todo un suceso, pues “es un ser humano como cualquiera de nosotros”, señaló.
“En Breaking Bad todo es crudo, seco y sin palabras bonitas, las concesiones no se contemplan, la realidad es pura y sin añadidos, no se recrean en la miseria, ya sea moral o económica pero no se puede esconder”, añadió el crítico.
Los métodos utilizados por White a lo largo de la serie nunca fueron los mejores y mucho menos los moralmente más correctos, pero esto no impidió que la gente sintonizara sus televisores domingo a domingo para ser testigo del periplo de este hombre que, en palabras del crítico Roberto Rondero, no sólo entretuvo, sino también cuestionó al televidente.
“Definir a la serie sólo como un entretenimiento sería incorrecto, pues la trama es mucho más que esto, ya que la forma en la que se narra y las pocas concesiones que otorga al espectador en ocasiones la hacen desagradable pero es completamente hipnótica, terriblemente deprimente”, dijo. Y es que la serie, cuyo costo por episodio fue de tres millones de dólares, se convirtió en una “adicción” para millones de fans en el mundo tal vez por la temática que gira en torno a la droga y el ambiente que la rodea. Como señaló Aguilar, es un argumento que “pone en tela de juicio el concepto de “gente buena y mala”.
“En la serie queda de manifiesto que no siempre existe un límite que justifique las acciones del hombre, ¿qué te convierte en delincuente?, ¿cómo pasas de ser un ciudadano a ser un criminal?, ¿hasta dónde estás dispuesto a arriesgar para proteger a tu familia?”, dijo Aguilar.
Aunque la premisa de la serie era la de un hombre que quería dinero para su familia antes de morir, la serie mostró el largo camino para llegar a el y que, en palabras del crítico, “era la forma más que el fin lo que siempre gustó del programa.
“Una de las cosas más impactantes de la transmisión fue ver la irreversible y gradual transformación de Walter White, en Heisenberg —su alter ego— cabeza del narcotráfico”, añadió Rondero.
A pesar de que la televisión ya había mostrado series que retrataban a personajes violentos involucrados con las mafias y la droga tales como Weeds, The Sopranos o The Wire, el crítico opina que Breaking Bad pasará a la posteridad como uno de los personajes más originales y perturbadores de la serie.
“Es una serie que sorprende a tal grado que al verla te olvidas que Bryan Cranston, quien da vida a Walter, alguna vez fue el padre de la comedia Malcom el de en medio”.