El Hobbit: más acción, menos respeto a Tolkien
Adaptación. Más allá de la polémica, la película es un ejemplo de hasta dónde pueden llegar los efectos especiales para poner en pie un mundo tan especial como es el de Tolkien, con seres en algunos casos sin entidad física, a los que Peter Jackson ha sabido captar a la perfección, como demostró desde la primera entrega de "El señor de los anillos". . (Foto: Archivo/AP )
La segunda parte de las tres en que Peter Jackson ha dividido el Hobbit es una película llena de acción y un buen espectáculo para los amantes de este tipo de historias de género fantástico y de ciencia ficción, pero que sin dudad recibirá críticas por modificar el universo tolkiano.
Jackson se ha tomado licencias respecto a la breve historia ideada por Tolkien, que no hubiera precisado tres películas a razón de más de dos horas y media por entrega.
Pero pese a añadir algún personaje -como la elfa Tauriel, interpretada por Evangeline Lily- y a alargar todo el desarrollo de la historia, el resultado es una película espectacular, entretenida y fácil de ver para la gente sin prejuicios.
Quien entienda que las adaptaciones cinematográficas no tienen por qué ser fieles a cada coma de un texto, podrán disfrutar de una película con unos brillantes efectos especiales, una gran aventura en la que no falta de nada -hasta incluye un conato de historia de amor- y unos personajes de lo más variados con los que es fácil identificarse.
Pero quienes son apasionados de las historias inventadas por Tolkien, se sentirán sin duda decepcionados por la falta de fidelidad al libro original, por el que Jackson no ha mostrado el más mínimo respeto.
Más allá de esa polémica, la película es un ejemplo de hasta dónde pueden llegar los efectos especiales para poner en pie un mundo tan especial como es el de Tolkien, con seres en algunos casos sin entidad física, a los que Peter Jackson ha sabido captar a la perfección, como demostró desde la primera entrega de El señor de los anillos.
En el Hobbit, Jackson ha oscurecido aún más la historia de la Tierra Media como prólogo a las guerras de Aragorn y al aumento de poder de Sauron.
Y le ha dado una gran profundidad visual con un 3D que no es un mero atractivo para las taquillas.
Otra cosa será el resultado de la grabación a 48 fotogramas por segundo (el doble de lo normal, un resultado que se verá solo en algunas salas), cuya efectividad está por verse.
En cualquier caso, este Hobbit es un espectáculo que llega en el momento más adecuado, las Navidades, en las que los espectadores, especialmente los más jóvenes, son mucho más receptivos al entretenimiento.
sc