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Karola y Karla de la Cuesta se enfrentan al estigma social

Carlos Coria Rivas/Corresponsal| El Universal
Martes 21 de noviembre de 2000
Karola y Karla de la Cuesta se enfrentan al estigma social

. (Foto: EL UNIVERSAL )

Se sienten liberadas del yugo físico y psicológico del clan Trevi-Andrade, pero ahora las marginan y no encuentran trabajo

CHIHUAHUA.? Autocomplacidas y felices por haberse liberado del yugo físico y psicológico en que las mantenía Sergio Andrade, Gloria Trevi y Mary Boquitas; las hermanas Karola y Karla de la Cuesta Soria, enfrentan un nuevo fantasma: haber quedado estigmatizadas por el clan y haber perdido años importantes para prepararse y estudiar, lo que les impide ahora rehacer su vida, conformar una familia estándar y encontrar empleo.

Sin embargo, en el fondo no pueden ocultar que la decisión de declarar en contra de los líderes del clan Trevi-Andrade y respaldar las acusaciones de Karina Alejandra Yapor en el sentido que fueron violentadas mental y sexualmente, es parte de una estrategia jurídica que busca liberar a su hermana Katia, presa en el penal de San Guillermo de esta capital.

Ellas mismas reconocen que tuvieron una infancia y la perdieron en el tiempo que pertenecieron al clan y estuvieron bajo el dominio físico y psicológico de Sergio, Gloria y Mary.

Con una risa que se convierte en carcajada infantil, Karola suelta desinhibida la razón por la cual decidieron dar a conocer su historia a los medios de información: "Todos saben que solamente hay unos culpables que son Sergio, Gloria y Mary... todas las demás somos víctimas porque cuando nos indujeron a hacer las cosas que hicimos, ellos ya eran adultos y nosotras éramos niñas".

En este razonamiento, tal vez con mayor peso sentimental que jurídico, Karola y Karla confían que su hermana Katia quedará finalmente libre ya que al igual que ellas, Karina "y muchas niñas más", sufrieron las vejaciones de Sergio Andrade bajo la complicidad de Gloria Trevi y María Raquenel, alias "Mary Boquitas".

Ambas afirman que todo lo que hacían para complacer a Sergio Andrade era bajo presión psicológica e incluso física, ya que todas estaban amenazadas de muerte en caso de desobedecer alguna indicación o las normas establecidas hacia el interior del clan. Incluso, sus hijos eran torturados y golpeados enfrente de ellas para demostrar que las amenazas eran reales.

"No podíamos hacer nada ni escapar porque muchas veces nos amenazaba con dejar a nuestros hijos en lotes baldíos", señaló Karola, a la vez que confesó que en un ataque depresivo intentó suicidarse.

Para Karola es muy claro que no solamente Sergio Andrade es culpable de lo que les sucedió a ellas igual que a Karina, Marlene, Tamara, Brandy, Wendy y "muchas otras jovencitas", "Gloria es tan su cómplice que ella por defender a Sergio nos hubiera matado, o tan solo si Sergio se lo hubiera pedido".

Karla, más madura, de 24 años, va más allá: "Gloria hacía daño no por miedo. Ella era un cerebro en esa organización, ella era la creativa, ella era la que inventaba las historias para envolver a las niñas, ella era la que iba a dar la cara a nuestros padres, a los de tantas familias para decirles, les vamos a dar una oportunidad artística, nosotros la vamos a cuidar, présteme a su hijita, ya ve, todo mundo nos conoce, todo va estar bien, pero ella por dentro sabía lo que quería hacer de nosotras, lo sabía, lo supo en cada uno de todos los casos".

Incluso aseguró que hay más casos de niñas que fueron abusadas por Sergio Andrade y que al igual que ellas engendraron hijos suyos, "hay decenas y decenas de más casos de niñas que se han mantenido ocultas porque no se les ha mencionado, prefieren quedar así, por el miedo... y Gloria era la que las envolvía, la que presionaba para que hiciéramos las cosas, Gloria hizo junto con Sergio el daño más grande".

Respecto a Sergio Andrade y sus planes de usar la fama y carisma de Gloria Trevi para atraer niñas y abusar sexualmente de ellas, tanto Karola como Karla descartaron que en ello existieran elementos diabólicos o paranormales.

Todo se fundamentaba en una don exagerado de suerte y fortuna que poseía Sergio Andrade para tener las cosas que necesitaba o deseaba, incluso mediante juegos de azar. "Algo tiene Sergio. Yo pensaba que nunca lo iban a atrapar. Es que tiene tanta suerte. Si a Sergio se le ponchaba la llanta del carro le sucedía frente al desponchado (vulcanizadora), si a Sergio se le acababa el dinero, compraba un raspadito y le salían 50 mil pesos. Siempre nos contó, cómo le hizo para encontrar a Karla, todo le salía, parece una locura... su ojo te seguía ¡y nos daba un miedo...!", narró Karola.

Sergio Andrade basó el dominio de las mujeres que ingresaban engañadas al clan, en una estrategia con tácticas de amenazas, castigos, golpes a los hijos que el mismo engendraba, pero sobre todo amenazas de muerte y una profunda fijación psicológica en el temor que les infundía.

Sin embargo, a pesar de que finalmente escaparon del clan y que Sergio, Gloria y Mary se encuentran presos en Brasil, Karola y Karla no se sienten aún libres de su dominio y amenazas: Karla, triste, señala y denuncia a la vez: "Una muestra más de su maldad es que ahora nos manda mensajes haciéndonos creer que él nos quiere mucho, que él quiere mucho a los niños. Para empezar no nos hubiera hecho todo lo que nos hizo, de utilizar todo el dinero que hizo para su libertad, para sus abogados, todo para él, sin pensar que algún día uno de sus hijos necesitaría zapatitos, si uno de sus hijos estaba enfermo, si uno de sus hijos necesitaba ir al colegio, eso no le importó, ni le importa... esos hijos son nuestros, no de él".

Karla y Karola mencionan que al igual que Karina, Tamara, y muchas más jovencitas que al igual que ellas padecieron los abusos y vejaciones de Sergio Andrade, Mary Boquitas y Gloria Trevi, se encuentran hoy frente a una sociedad que las ve como integrantes del clan, "como unas mamás que son prostitutas", ironiza Karola, pero que solamente buscan rehacer sus vidas.

Ambas mencionaron sus deseos de vivir tranquilamente, dentro de la normalidad social, cuidar a sus hijos y trabajar para mantenerse dignamente, como señaló Karola: "Quisiera poder tener un trabajo digno, poder hacer una vida normal para él (su hijo Milton, de un año y medio), darle una estabilidad que hasta la fecha no tengo".

Igual situación vive Karla, quien con su hija Valentina de un año de edad, y siguiendo a su hermana menor explicó: "Tenemos que andar de aquí para allá, después del abandono... rezo todos los días y pido un trabajo".



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