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Marcando la diferencia con artistas mexicanos propositivos y dotando su propuesta musical —mezcla de rock-jazz y sonidos alternativos— de una personalidad única, contemporánea y vanguardista, Luz de Riada debuta discográficamente con un álbum homónimo fino y de elegante presentación (que será un dolor de cabeza para la piratería), del que ofreció parte en directo en uno de los mejores foros del circuito nocturno alternativo: el de la Casa Hilvana.

Ante una concurrencia de fans, críticos y seguidores del cuarteto, se dejaron oír los talentos de Alejandro Vergara (guitarra); el stick preciso de Hugo Santos, Hugo Hernández (batería) y los saxofones y clarinetes de Ramses Luna, más su WX5 para voz y guitarra, en temas como: “Vórtices”, “Ritual de fulanos”, “Por la puerta trasera”, “Parlamento Saurio”, más algunas improvisaciones esmeradamente sonorizadas por el ingeniero de la banda, Edgar Arrellín.

Al terminar, cada uno de los músicos detalló brevemente su entrada al grupo de experimentación sonora, que tiene como antecedentes permanencias de los integrantes en agrupaciones como Cabezas de Cera, Nirgal Vallis, Saena, Santosotelos, Salón Victoria, Panteón Rococó, Yekina Pavón y Enrique Neri, e influencias manifiestas de Frank Zappa a King Krimson.

El CD va a ser un trabuco para “el bando bucanero”; su elegante diseño (cortesía de Angelito Editor), tamaño (más grande que un compacto normal) y booklete “no va a ser negocio para los piratas”, por lo complicado de su terminado que es, justamente, lo que buscan como un plus de calidad, sus seguidores.

Este concepto creado por Luz de Riada ofrece además cuentos que funcionan como composiciones estructuradas y que aceptan colaboraciones de músicos invitados, poetas e improvisaciones sonoras líricas. Prólogo del crítico David Cortés completa la introducción de este disco que apunta para ser parteaguas del rock mexicano de fusión.