Érase una vez una familia... caníbal

. (Foto: FOTOS CORTESÍA )
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Todo empezó con un cuento que escribió en la universidad, en el que una familia sobrevivía a un cataclismo indefinido y practicaba el canibalismo para seguir adelante.
Jorge Michel Grau lo encontró entre sus cuadernos y pensó que podía covertirse en una película.
“Básicamente tenía una líneas argumentales de desintegración familiar y además contaba con una metáfora que tenía en mente de que el peor depredador del ser humano es el ser humano mismo”, dice a KIOSKO.
Durante algunas semanas se sentó a darle forma y comenzó a crear a una familia clasemediera (mamá con tres hijos) en la Ciudad de México, con un ritual para comer carne humana, y que de pronto se quedaba sin el patriarca.
Mostraba una mezcla de comedia y drama, algo de violencia.
Llamó al proyecto Somos lo que hay, lo inscribió en el programa de Óperas Primas del Centro de Capacitación Cinematográfica, donde estudiaba, y resultó ganador.
Entonces reclutó a Carmen Beato (Aro Tolbukhin) como la madre de familia, y a los jóvenes Paulina Gaitán (Cosas insignificantes), Alan Chávez (La zona) y Francisco Barreiro para que actuaran como hijos.
Jorge Zárate y Esteban Soberanes harían de dos policías que persiguen a presuntos secuestradores.
“La mamá, quiere seguir la tradición familiar, pero los hijos no saben por qué lo hacen”, dice Michel Grau.
Lo demás ya es historia. Participó en festivales internacionales como Sitges y Guadalajara; ganó en los de Montreal y Texas, y ya se estrenó comercialmente en más de 10 países europeos, como Francia. También se lanzó en EU.
Nada mal para una película que no costó ni 10 millones de pesos, la mitad del promedio en México
Este viernes llega a las salas nacionales.“La verdad estaba convencido de que iba a terminar siendo un ejercicio personal, que íbamos a terminar repartiéndola en DVD a quien la quisiera, para que se supiera lo que habíamos hecho”, dice Michel Grau.
Como vampiros
Somos lo que hay se filmó durante seis semanas, principalmente en la colonia CTM Culhuacán, la mitad de ellas en llamados nocturnos.
“Era como estar desvelados siempre”, cuenta Paulina Gaitán.
Michel Grau les pidió que durante la semana previa al rodaje se aislaran del mundo, que apagaran los celulares, que se olvidaran de amigos y novios, así como de todo contacto exterior.
Sólo Michel Grau estaba en comunicación con ellos. La idea era que así podían entender el aislamiento en que vivía la familia de la historia.
“¡Me aventé una semana sin ver televisión! Y realmente es un shock hacer todo eso”, narra la actriz.
El experimentó funcionó. En pantalla se ve a los cuatro personajes alejados de todo y transmitiendo una sensación de soledad.
“La familia se dio entre ellos de manera natural. Carmen era como su mamá real y Francisco aconsejaba a Alan como si fuera su hermano mayor”, comenta Michel Grau.
“Antes del rodaje fuimos a morgues y a un rastro, para que (los actores) vieran cómo se cargan las reses”, dice el cineasta. Eso sirvió para que en escena supieran cómo cortar carne humana.
“Finalmente es como cuando cortas cualquier cosa, no se siente”, comenta Gaitán, de 19 años.
Y contra lo que pudiera parecer, hay comedia en este filme.
Si en una secuencia se ve a la familia masacrando un cuerpo, en la siguiente hay un sketch protagonizado por Daniel Giménez Cacho, quien se encuentra en una morgue, como su personaje en la película Cronos.
“Si hablaba de la desintegración familiar, hubiera sido un ladrillo; se me iba por lo gore, iba a resultar muy duro. Pero el mexicano es alguien a quien el duelo le dura unas horas y a los pocos días ya está contando chistes..
“Por ahí hago burlas de la pederastia, de cómo hombres poderosos están vinculados con políticos. O bien la familia vive en la Unidad Bicentenario, que no es tan bonita. Son chistes de humor negro que metí”, comenta Michel Grau.
En el proceso de posproducción, Alan Chávez murió luego de un enfrentamiento con la policía. Al actor le faltaban realizar algunas tomas..
“(Armamos) una escena de tal manera que el personaje no está ahí, pero se siente su presencia”, dice Michel Grau. Somos lo que hay se estrenará en 30 salas del DF, para luego extenderse al resto de la República.





