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Raúl, de revolucionario a artífice de la reconciliación

José Meléndez Corresponsal| El Universal
00:25Miércoles 15 de abril de 2015
El menor de los Castro rompi dogmas: se entrevist durante 80 minutos Obama, en el marco de la VII

PERSONAJE. El menor de los Castro rompió dogmas: se entrevistó durante 80 minutos Obama, en el marco de la VII Cumbre de las Américas en la capital panameña, y selló un virtual acuerdo de paz. (Foto: ILUSTRACIÓN MIKEL CASAL )

El presidente cubano llegó al poder a la sombra de su hermano Fidel. Pasará a la Historia como quien logró recomponer las relaciones con EU

¿Quién es realmente Raúl Castro Ruz? ¿Pasará a la historia como el presidente y osado revolucionario comunista cubano que —en la fase de cierre de una agitada vida plena, más de 56 años de duras peleas políticas, militares y económicas, directas e indirectas de Cuba con Estados Unidos—, hizo la paz en 2015 con la Casa Blanca, mientras que Fidel, su hermano y a cuyo lado siempre permaneció y creció en la sombra, quedará en los anales geopolíticos como el que hizo la guerra a todo lo que oliera a Washington y a imperio estadounidense?

¿Quién es este tipo sobre el que, tras el triunfo de la revolución cubana en 1959, se construyó una de fama de ser el malo del régimen y culpable del trabajo sucio, mientras su hermano, en el pedestal del poder, acaparó las glorias nacionales e internacionales de la bondad socialista?

Pese a que por su imagen de duro ideológico, ortodoxo comunista e implacable revolucionario, por décadas pagó las facturas políticas de desprestigio por los costos de las tareas de represión interna, este militar finalmente le dio un giro a la historia de Cuba... y de América, pero de la mano de un sorpresivo aliado: Barack Obama, el presidente de Estados Unidos y de la potencia que por más de 56 años le había hecho la vida imposible a la cúpula del régimen comunista de La Habana.

El general de Ejército, cuarto de los siete hijos del matrimonio de Lina Ruz González, cubana descendiente de canarios, y de Ángel Castro Argiz, campesino gallego, viudo desde 2007 de la revolucionaria cubana Vilma Espín y que cumplirá 84 años el próximo 3 de junio, protagonizó el sábado 11 de abril de 2015 en Panamá uno de los hechos de mayor relevancia en la historia interamericana del siglo XXI, luego de más de 56 años de enfrentamientos Cuba-EU, con efecto dominó para el resto de América Latina y el Caribe.

El menor del trío los Castro Ruz, completado por Ramón, de 90, y Fidel, de 88, rompió dogmas. Se entrevistó durante 80 minutos Obama, en el marco de la VII Cumbre de las Américas en la capital panameña, y selló un virtual acuerdo de paz para seguir negociando una ruta de normalización Washington-La Habana que signó la segunda mitad del siglo XX con una historia de total turbulencia bilateral.

En la cita, la primera entre un presidente estadounidense y uno de Cuba desde 1956, ambos admitieron diferencias, pero allanaron el camino de la convivencia. El acuerdo para iniciar un deshielo bilateral fue anunciado por los dos gobernantes en diciembre de 2014 y continuado este año, con una voluminosa agenda.

Férrea lealtad

Los cubanos que viven en la isla saben que la escenografía que por decenios rodeó al ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, segundo secretario del Partido Comunista de Cuba y vicepresidente de los consejos de Estado y de Ministros, fue la de un férreo y rígido general absolutamente leal a su hermano. Pero tampoco ignoran que Raúl es hasta físicamente distinto a Fidel, a diferencia de Ramón, y ni se le parece, por lo que se asemeja más a Agustina, la menor de sus hermanas y devota religiosa católica.

Sin el carisma ni la emblemática barba de Fidel y otros revolucionarios, como dos de sus ya fallecidos compañeros de la guerrilla en Cuba, el argentino-cubano Ernesto Che Guevara y el cubano Camilo Cienfuegos, Raúl conoció los controles del poder sin la fanfarria de la fama y apegado a la discreción y a la oscuridad ante el brillo de su hermano.

Por problemas de salud de Fidel, que en 1959 emergió como Comandante en Jefe de la Revolución, le sustituyó en forma temporal en 2006 y de manera definitiva desde 2008.

Pero este dirigente que, en contraste con su poderoso pariente, a veces apareció en los medios estatales cubanos de prensa con nietos e hijos en un paseo de montaña o en una fiesta en baile con trabajadoras, desde 2001 abogó por la reconciliación con Estados Unidos, que en 1961 rompió con La Habana y en 1962 le impuso un embargo económico en castigo por su gobierno comunista y por apoderarse de empresas estadounidenses instaladas en Cuba de previo a 1959.

Una nueva misión

Antes de que Obama reconociera en 2014 que el acoso fracasó y nunca consiguió que Cuba cambiara de régimen político, Castro advirtió en 2001 que EU debía “resolver sus problemas” con la isla todavía estando vivo Fidel.

Más pragmático que su predecesor, este hombre que en 1953, como confeso admirador del entonces comunismo soviético, viajó a Moscú a un festival internacional de las juventudes, y que pasó, de 1956 a 1959, de guerrillero en las montañas de su natal oriente de la isla a máximo jerarca castrense cubano, es un apasionado de las peleas de gallos, de disfrutar del baile y del ron y de la vida y de los paseos en familia.

En la abultada hoja de vida del artífice de la reconciliación con Washington también aparece un episodio esencial, ya que fue una pieza estratégica que consolidó la alianza militar que la ahora desaparecida Unión Soviética y Cuba mantuvieron de 1960 a 1991 y activó una permanente alerta en EU.

De cerca, conoció los entretelones del apogeo de la Guerra Fría y de su final entre 1989 y 1991 con tres factores que arrinconaron a la revolución cubana: la caída del Muro de Berlín, la desintegración de la URSS y el colapso sus aliados del campo socialista de Europa del Este.

Ahora, asumió la misión de la paz con Washington.

jram



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