Panamá.— Con una labor tejida en severo secretismo, el entonces secretario de Relaciones Exteriores de México, Jorge Castañeda, logró en 1981 que emisarios de alto rango en esa época en los gobiernos de Estados Unidos y de Cuba —el secretario de Estado, Alexánder Haig, y el vicepresidente Carlos Rafael Rodríguez— se sentaran a dialogar en la capital mexicana.

Castañeda ayudó a gestar aquel primer contacto directo de alto nivel entre La Habana y Washington tras la “crisis de octubre”, que estalló en 1962 por la instalación de misiles soviéticos en suelo cubano y la cuarentena naval de EU sobre la isla para exigir que Moscú los retirara.

Pero esa reunión de hace más de 33 años fue el último enlace directo de alta jerarquía de ambos gobiernos, hasta que los presidentes Barack Obama y Raúl Castro anunciaron el 17 de diciembre de 2014 el inicio de un deshielo. En casi cuatro meses, ya hubo (el jueves) una reunión a nivel de cancilleres y ayer se saludaron los dos jefes de Estado. Como líder de la revolución que triunfó en enero de 1959 y siendo primer ministro, Fidel Castro se reunió en Washington en abril de ese año con el entonces el vicepresidente estadounidense, Richard Nixon.

Salvo limitadas conexiones indirectas posteriores, la comunicación fue nula hasta la cita Rodríguez-Haig, el 23 de noviembre de 1981 en una oficina del segundo piso de Tlatelolco, sede de la cancillería mexicana.

El diálogo ocurrió en un tiempo turbulento. El entonces presidente de EU, Ronald Reagan, denunció en 1981 la intervención de Cuba en las guerrillas comunistas de Centroamérica por vía del régimen procubano de Nicaragua y replicó con una campaña política y militar.

Tampoco fructificó el intento de Castañeda para que Haig y Rodríguez aflojaran tensiones. Los tres ya murieron, al igual que Nixon y Reagan, mientras Fidel Castro cedió el poder en 2006 a Raúl, su hermano.

Antes y después de 1981, México ayudó al cruce secreto de mensajes entre Cuba y EU, en un papel de facilitador como único país americano que, en el aislamiento continental de La Habana en los 60 por proclamarse comunista, evitó romper relaciones diplomáticas con Cuba. Pero de México a Panamá… el secretismo total quedó para la historia.