Venezuela, en la hora del desmoronamiento

COMPRAS. Venezolanos hacen cola en un supermercado de la cadena Día Día, intervenida por el gobierno del presidente Nicolás Maduro, quien acusó a sus propietarios de esconder productos para sabotear la economía. (Foto: JORGE SILVA / REUTERS )
L as carencias y las largas filas le arrebataron el podio al beisbol como deporte nacional en Venezuela. La cotización del dólar no frena su escalada frenética desde hace dos años. El mismo lapso que los venezolanos vienen experimentando eso de no encontrar los artículos de primera necesidad en los supermercados. Las denuncias de corrupción aparecen como un lugar común del accionar político y en los últimos días la Agencia Antinarcóticos estadounidense (DEA) acusó de presunto narcotráfico al siempre controvertido presidente de la Asamblea Nacional venezolana, Diosdado Cabello.
La sensación en el país sudamericano, en las últimas semanas, es de un inevitable desmoronamiento.
Ni el anuncio del presidente Nicolás Maduro de que enfrentará “la guerra económica” caló hondo en la sociedad. La verba de Hugo Chávez ya es historia y no resiste imitadores.
A Maduro, quien ayer anunció que las 35 sucursales de la cadena de pequeños mercados Día Día pasarán al control de la red estatal, no le ha funcionado ni siquiera recurrir a las denuncias de un presunto golpe de Estado orquestado ya sea desde Colombia o Washington.
La economía vive un colapso y en el 2015 ha vuelto a ver retroceder su Producto Interno Bruto (PIB), un 2.3% según cifras oficiales, mientras el bolívar no frena su escalada devaluatoria. Además de los tres tipos de cambio oficial que existen (6.30, 12 y 50 bolívares), la carencia de divisas asfixia cada vez más la actividad económica. El dólar en el mercado negro se negocia por encima de los 188 bolívares, casi el 100% de los 89 por los que se conseguía en febrero del 2014. Para algunos analistas como Jesús Casique, la inflación el año pasado fue del 67%, 14 puntos más que en el 2013.
“Estamos asistiendo a una descomposición social que no encuentra su límite. Tenemos un presidente (Maduro) que actúa por imitación del líder, Chávez, pero Chávez gobernó en medio de una bonanza de los precios del petróleo que ya no está. De ahí que Maduro no pueda estabilizar la situación”, opina la historiadora Margarita López Maya.
Sin oposición estructurada y con Cuba y Estados Unidos anunciando el restablecimiento de relaciones, el aislamiento internacional del chavismo se tradujo en los últimos días en un llamamiento de la izquierda chilena para que el líder opositor venezolano Leopoldo López y el resto de los detenidos “sean juzgados con rapidez”, pues llevan más de 11 meses detenidos sin proceso judicial. “En lo único que se muestra dinámico el gobierno de Maduro es en la virulencia de su discurso. Porque las soluciones no llegan y las medidas que adopta son para empeorar la actividad económica y la convivencia de los venezolanos”, explica el economista Enrique García Serraulte.
Ese colapso del que hablan los economistas se apoya en gran parte en el déficit fiscal —según el Banco Central trepó hasta el 15% del PIB—, la inflación galopante y la caída en los precios del petróleo, junto a la baja de la producción de la petrolera estatal PDVSA, que en los últimos dos años dejó de producir 180 mil barriles de crudo y recaudará entre 20 mil y 30 mil millones de dólares menos, de acuerdo al precio de ayer (44. 64 dólares el barril).
En medio del desmoronamiento social y económico, este es un año electoral en Venezuela y, por ende, la primera prueba de fuego para la administración Maduro. Las legislativas de octubre aparecen como una meta aún lejana tanto para un gobierno golpeado por la realidad como para una oposición que no atina a tener una estrategia de cambio o, al menos, de transición, para que más tarde o más temprano, el beisbol vuelva a recobrar su lugar de privilegio, en tanto deporte nacional. Con información de agencias





