Europa, escenario de los combates más largos y violentos, fue el continente más devastado, con 30 millones de muertos.

En 1945, la liberación de los campos de concentración nazis hizo descubrir un infierno inimaginable que causó un profundo traumatismo cuyos efectos se sienten hasta hoy.

La guerra estimuló la investigación científica y tecnológica, acelerando la ciencia atómica para bien y para mal: radar y antibióticos, electrónica y computadoras, cohetes y aviones con reactores.

La eliminación de Europa del escenario hace de Estados Unidos y de la URSS los árbitros del mundo de la posguerra.

La voluntad de mantener una paz duradera lleva a la creación de la Organización de las Naciones Unidas.