Portada para Soumission, una novela polémica
yanet.aguilar@eluniversal.com.mx
En el libro Enemigos íntimos, escrito a cuatro manos con el filósofo Bernard-Henri Lévy, Michel Houellebecq se define como “Nihilista, reaccionario, cínico, racista y misógino vergonzoso (...) Un patán. Autor insulso, sin estilo (...), accedí a la notoriedad gracias a la inverosímil falta de gusto de unos cuantos críticos desorientados. Desde entonces, mis provocaciones jadeantes han acabado cansando”.
El narrador francés, considerado como uno de los grandes novelistas contemporáneos y “el niño terrible de la literatura francesa”, tiene en su haber seis novelas, la más reciente aparecida ayer en las librerías francesas bajo el título Soumission (Sumisión), una historia futurista que se sitúa en una hipotética Francia del 2022 convertida al islam tras la victoria de la Fraternidad Musulmana encabezada por Mohammed Ben Abbes, el candidato que superó a Marine Le Pen, representante de la fuerza ultraderechista.
Esa nueva historia que generó polémica aun antes de aparecer en librerías, debido a la filtración en internet a finales de diciembre, situó de nueva cuenta a Houellebecq en el ojo del huracán, no por la escritura que, apuntan los críticos, es como todas sus obras de una manufactura suculenta, sino por la temática que plantea y que ha generado una importante polémica y ha refrescado calificativos atribuidos a su persona como racista, xenófobo, misógino, nihilista y por supuesto provocador.
En una entrevista concedida a The Paris Review, en días pasados a razón de la aparición de Soumission, el escritor nacido en 1958 bajo el nombre de Michel Thomas, señaló: “No tomo partido ni defiendo a ningún régimen”. Luego aseveró: “He procedido a una aceleración de la historia, pero no puedo decir que sea una provocación, porque no digo cosas que considere falsas sólo para poner nerviosos a los demás. Condenso una evolución que, a mi entender, es verosímil”.
Fue tal la polémica que despertó Soumission desde antes de su distribución en las librerías con un tiraje de 150 mil ejemplares, que es llamada por algunos como “la conversión musulmana de Francia, según Houellebecq” y ha tomado las portadas de medios de comunicación, entre ellos Charlie Hebdo, el semanario francés de sátira que ayer sufrió un atentado.
La más reciente portada de la revista que estaba dirigida desde 2009 por el caricaturista Charb, estuvo dedicada a Houellebecq, con su caricatura y las frases: “Las predicciones del mago Houellebecq: en 2015, pierdo los dientes; y en 2022, hago el Ramadán”.
Aunque acusado de racismo, las posturas de Houellebecq son más las de un espíritu provocador. Antes ya había abordado en sus libros la figura de Mahoma y había manifestado su opinión en torno al racismo, señalando en 2001 que “el islam es la más tonta de las religiones”. En otra ocasión lo calificó como un “poder peligroso”.
El espíritu provocador es común en ese escritor que visitó México en noviembre de 2009 para presentar el recital poético “Partículas horizontales” en mancuerna con el músico Alonso Arreola, nieto de Juan José Arreola. Tampoco eran nuevos los ataques a la revista Charlie Hebdo. El semanario ya había sido objeto de amenazas y ataques en 2006, tras publicar caricaturas de Mahoma, y 2011.
Amenazas y ataques también habían sido lanzados contra creadores y medios de comunicación en Europa. Destacan el asesinato del columnista, cineasta y actor de los Países Bajos, Theo Van Gogh en 2004 por sus críticas al rol de la mujer en la religión musulmana; o el atentado al periódico danés Jyllands Posten en 2005, debido a una serie de caricaturas sobre Mahoma.
Se pueden citar además las amenazas de muerte a los creadores de la serie animada “South Park”, Trey Parker y Matt Stone, de parte de grupos fanáticos islamistas, a partir de los capítulos titulados “200” y “201”, en los que se satiriza la imagen del profeta Mahoma, junto a otros líderes religiosos del mundo.