Washington.— En medio de una encarnizada lucha por el futuro de millones de indocumentados en Estados Unidos, el presidente Barack Obama dejó ayer en claro que no piensa ceder ni un milímetro y que echará mano “de todas las herramientas (políticas y legales) a nuestro alcance” para que sus medidas a promigrantes no sean revocadas por un juez de Texas o por la mayoría republicana en el Congreso.

En otra muestra del pulso entre el Ejecutivo y el Congreso, Obama vetó la iniciativa de ley del oleoducto Keystone XL apoyada por los republicanos, informó ayer la Casa Blanca. La empresa TransCanada Corp propuso en 2005 la construcción de este oleoducto para transportar crudo pesado desde la provincia de Alberta, en Canadá, hasta refinerías en estados como Luisiana y Texas, siendo aprobado en Canadá en 2007. Los ambientalistas se oponen al proyecto por las emisiones de carbono que supone obtener el petróleo que se transportaría.

La presidencia envió el aviso de veto al Senado el martes, poco después de que la iniciativa llegara a la Casa Blanca. Es el tercer veto durante la presdiencia de Obama y se da justo en momentos de gran tensión sobre el futuro de las órdenes ejecutivas de Obama.

En una carta publicada en el diario digital The Hill, Obama advirtió que los criterios para evitar la deportación de quienes no representan una amenaza a la seguridad nacional se mantendrán y criticó a los republicanos por sus amenazas de cerrar el presupuesto al Departamento de Seguridad Nacional (DHS) para estrangular sus órdenes ejecutivas. “Los agentes de inmigración continuarán concentrados en los casos de criminales, no de familias”, subrayó Obama al insistir en que tampoco se verán afectados quienes se han visto beneficiados por su Programa de Acción Diferida (DACA) de 2012.

También lamentó que un año y medio después de que el Senado aprobó una iniciativa de reforma migratoria, con el apoyo demócrata, republicanos e independientes, la Cámara Baja siga empeñada en no someter a voto una legislación que resolvería gran parte de los problemas de un sistema migratorio roto.

Las palabras del presidente fueron una alusión directa al forcejeo no sólo entre demócratas y republicanos, sino al interior del movimiento conservador, ante la disyuntiva de cerrar el grifo presupuestario al DHS para evitar que las agencias federales encargadas de implementar las órdenes ejecutivas de Obama tengan recursos. “Es ridículo y de una gran irresponsabilidad que el Partido Republicano haya decidido convertir al DHS en rehén de su estrategia”, denunció ayer la senadora por California, Barbara Boxer.

La obsesión de algunos republicanos contra Obama los ha cegado al punto de “arriesgarlo todo, incluso la seguridad nacional, con tal de salirse con la suya”, consideró Frank Sharry, de la organización America’s Voice, al lamentar la actitud de congresistas o senadores como Steve King o Jeff Sessions.

El plazo para una votación vence el viernes a medianoche. En caso de una negativa, aproximadamente 30 mil empleados de distintas agencias federales se verían afectados y muchos de los programas de seguridad del DHS se verían comprometidos.

El temor a un rechazo de la opinión pública apuraba ayer los planes del líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, a favor de una iniciativa presupuestaria “limpia” o sin enmiendas que autorice el presupuesto al DHS. En una iniciativa por separado, se votaría una iniciativa contra las órdenes ejecutivas de Obama.

Ayer mismo, el Servicio de Ciudadanía e Inmigración (USCIS) anunció que unos 180 mil cónyuges de inmigrantes calificados podrán obtener permisos laborales a partir de mayo como parte de las acciones ejecutivas de Obama.

Fijan plazo a demanda

Los estados que demandaron con el fin de detener la acción ejecutiva de Obama sobre inmigración tienen hasta el lunes para responder a la petición del gobierno federal de que sea retirada la suspensión temporal de las órdenes del mandatario, según el plazo fijado ayer en una orden judicial por el juez federal Andrew Hanen, en Brownsville, Texas. Es el mismo juez que la semana pasada suspendió las medidas promigrantes promovidas por Obama. Con información de agencias