Panamá.— “Venimos constructivos, para hacer historia mediante el respeto. No es tiempo de imperialismo, sino de paz”, dijo el presidente venezolano, Nicolás Maduro, a su llegada a esta capital para participar en la VII Cumbre de las Américas.

Aunque no es un tema de la cumbre, el encono entre Caracas y Wa-shington ha acaparado la atención en las últimas semanas, luego de que el gobierno de Barack Obama decretara sanciones contra algunos funcionarios venezolanos y declarara al país como una “amenaza a la seguridad” estadounidense.

Esta semana, en un intento por reducir tensiones, el gobierno de Obama dijo que Venezuela no es una amenaza y Maduro se reunió el miércoles con el abogado del Departamento de Estado de Estados Unidos, Thomas Shannon, lo que abrió la puerta al diálogo.

Ayer, en una crítica velada a regímenes como el cubano y el venezolano, Obama aseguró que es necesario “escuchar” a todos los sectores de la sociedad civil. “Las naciones fuertes no temen a los ciudadanos activos y acogen a los ciudadanos que hablan abiertamente, aunque no siempre tengan la razón”, dijo en la ceremonia de cierre del Foro de la Sociedad Civil, del que se retiró la delegación de activistas oficialistas de Cuba por la presencia de disidentes.

Maduro visitó el populoso barrio de El Chorrillo, uno de los más castigados por la invasión estadounidense a Panamá (1989), donde aseguró que EU tiene que pedir perdón a los panameños por aquel hecho, y ofrecer una indemnización.

Por la tarde, a su llegada al centro de convenciones Atlapa para la inauguración de la cumbre, venezolanos que han emigrado a Panamá ante la difícil situación en su país, recibieron a Maduro con cacerolazos. Agencias