Washington.— La comunidad afroestadounidense celebró ayer el anuncio de la fiscal del estado de Maryland, Marlyn Mosby, sobre la imputación de los seis oficiales de la policía de Baltimore que participaron en la detención de Freddie Gray el pasado 12 de abril y, muy posiblemente, causaron su muerte una semana más tarde.

“Nadie está por encima de la ley”, subrayó la fiscal, al echar mano de la “causa probable” para acusar a los seis agentes —tres negros, tres blancos— de la policía. “El señor Freddie Gray sufrió una lesión crítica en el cuello como consecuencia de haber sido esposado, encadenado de pies y sin un cinturón de seguridad dentro de la vehículo de la policía”, aseguró. “La muerte del señor Gray fue un homicidio”, subrayó.

Los seis oficiales de la policía imputados son Caesar R. Goodson, William G. Porter, Edward M. Nero, Garrett E. Miller, Alicia D. White y Brian W. Rice. Goodson, afroestadounidense, conducía el vehículo. Fue acusado de asesinato en segundo grado y asesinato involuntario, por los que podría ser condenado a un máximo de 30 años de prisión. Porter —también afroestadounidense— y Rice enfrentan cargos de homicidio involuntario y el resto por asalto en segundo grado y arresto ilegal. Los seis fueron liberados anoche bajo fianza.

Tras estudiar la información de la investigación entregada por la policía y cotejarla con la información realizada desde la fiscalía estatal, Marlyn Mosby desgranó ayer los hechos que condujeron a la muerte de Gray en un hospital, el 19 de abril.

La fiscal determinó que los agentes no tenían razones para arrestar a Gray, ya que el joven no había cometido ningún delito y que la navaja portátil que llevaba cuando fue detenido era legal. Además, los policías no le ofrecieron asistencia médica a pesar de que el joven, lesionado por no haber ido con el cinturón de seguridad, pidió ayuda en varias ocasiones.

Cuando al fin se solicitó la presencia de un médico, alrededor de una hora después de la detención, éste determinó que Gray había sufrido un paro cardíaco y fue entonces cuando el afroestadounidense fue trasladado al hospital Shock Trauma, donde fue operado y murió una semana después.

La familia de Gray celebró la noticia. “Estamos satisfechos con la presentación de cargos”, explicó el padrastro de Gray, Richard Shipley, en una rueda de prensa en la que añadió que es “un primer paso para obtener justicia para Freddie”. Vecinos de Baltimore aplaudieron y vitorearon al enterarse de las imputaciones. Hubo quienes salieron a bailar a las calles, mientras los conductores hacían sonar las bocinas de sus autos.

El presidente Barack Obama rehuyó comentar sobre la decisión de la fiscal, pero hizo votos para que al final la justicia prevalezca.

“Creo que resulta absolutamente indispensable es que la verdad y la justicia prevalezcan en este caso. Los individuos que han sido acusados merecen un proceso justo”, aseguró el presidente al hacer un llamado a favor de la tranquilidad y la moderación.

En una jornada marcada por los pronunciamientos y una sensación de alivio, ante la amenaza de nuevas manifestaciones y marchas de protesta en distintos puntos del país, la alcaldesa de la ciudad de Baltimore comparecía para sumarse al pronunciamiento de la fiscal del estado de Maryland. “Nadie en Baltimore o en Estados Unidos puede estar por encima de la ley”, aseguró Stephanie Rawlings-Blake.

“Habrá justicia para Freddie Gray. Habrá justicia para su familia. Habrá justicia para la comunidad de Baltimore”, prometió Rawlings-Blake al asegurar que también habrá una revisión de los protocolos de la policía.

Con todo, en las marchas de ayer por el Día Internacional del Trabajo, algunos activistas laborales y por los derechos de los inmigrantes ampliaron su mensaje este año para criticar también la brutalidad policial, en solidaridad con la familia de Gray. Con información de agencias