París.— Decenas de miles de personas se concentraron anoche en la Plaza de la República de París y en otras ciudades francesas y europeas para manifestar su repudio al brutal atentado terrorista contra los dibujantes y periodistas de la revista satírica francesa Charlie Hebdo, que causó la muerte de 12 personas. Los manifestantes, que portaban carteles de solidaridad que decían "Je sui Charlie" (Yo soy Charlie), mostraron además con su concentración espontánea una defensa decidida de la libertad de expresión.

En total, asesinaron a nueve dibujantes y periodistas de la revista, entre ellos, el cofundador de la publicación, Jean Cabu Cabut, y al director y editor en jefe, Stephane Charb Charbonnier, así como al economista Bernard Maris, un colaborador y accionista, y a dos policías que acudieron en su ayuda. Otras 11 personas resultaron heridas, cuatro de gravedad. El ataque, de influencia yihadista, es el peor atentado terrorista sufrido por Francia en las últimas décadas y dejó conmocionado al país.

Los tres presuntos atacantes ya fueron identificados. Se trata de dos hermanos de nacionalidad francesa: Saïd y Chérif K, de 34 y 32 años. El tercer agresor es Hamyd M, de apenas 18, quien anoche se entregó a la policía tras haber huido a la pequeña ciudad de Charleville-Méziere, unos 70 kilómetros al noreste de París, según reportes de la prensa francesa. El joven se declaró inocente. Según algunos medios, los tres tienen vínculos con organizaciones que reclutan yihadistas y uno habría sido condenado por haber combatido en Irak.

Charlie Hebdo llevaba años publicando tiras cómicas satíricas sobre la violencia radical sostenida en argumentos religiosos distorsionados. No tenía el menor miedo por atacar al poder y romper los tabúes; su sátira es mordaz, dolorosa muchas veces contra el poder político y económico y defiende una radical libertad de expresión.

El atentado se vivió en Francia y en el resto de Europa como un ataque directo a uno de los valores que sustentan la democracia.

En un mensaje televisado a la nación, el presidente francés François Hollande, dijo que Francia “seguirá defendiendo la libertad” a pesar de los ataques del “oscurantismo” y que los asesinados murieron “por la idea que tenían de Francia, la libertad”. El presidente recordó que “la insolencia y la independencia” de los periodistas de Charlie Hebdo “marcaron a generaciones de franceses”. Hollande cerró su alocución pidiendo a los franceses que se unan, que sean ellos mismos y diciendo que “la libertad será siempre más fuerte que la barbarie”.

Alrededor de las 11:30, hora local, los atacantes, vestidos de negro, enmascarados, con chalecos antibalas y armados de fusiles kalashnikov, llegaron al número 10 de la Rue Nicolas Appert, sede de Charlie Hebdo.

Amenazaron a la dibujante Corinne Rey para que les abriera la puerta. Abatieron al portero del edificio y subieron al segundo piso. Allí comenzaron su masacre a sangre fría.

En su huida, al grito de “Alá es Grande” y “hemos vengado al profeta Mahoma”, atacaron a dos policías. A uno lo remataron de un tiro en la cabeza en el suelo antes de darse a la fuga en un pequeño auto negro. Un testigo aseguró que uno de los atacantes se identificó como miembro de Al-Qaeda.

Anoche, dos terroristas seguían a la fuga en Reims, una ciudad con un gran despliegue policial que había distribuido fuerzas policiales y militares en todos sus centros estratégicos, como edificios oficiales y medios de transporte. Más de tres mil policías trabajaban para la detención de los terroristas.

En la parisina Plaza de la República, miles de personas estaban reunidas anoche en un silencio roto de vez en vez al grito de “¡Charlie, Charlie, Charlie!” y “Libertad de expresión”. Sin altavoces, sin líderes, sólo decenas de miles de ciudadanos franceses plantando cara al terror.

Con lápices y dibujos levantados en homenaje a los dibujantes. Jóvenes y mayores, algunos con lágrimas surcándoles el rostro, cruzaban sus miradas de tristeza. Marine, con su nieta de la mano, decía a EL UNIVERSAL que había acudido a la concentración “para demostrar que no tenemos miedo”. A su lado, Maxence, un hombre de 37 años contaba: “Los mataron por hacer dibujos, ¡por hacer dibujos! Eso muestra lo abominable del crimen”. “Quiero vivir en un país donde la gente tenga derecho a decir lo que piensa aunque yo no esté de acuerdo y moleste a quien moleste”, repetía, a su vez, una joven. El gobierno francés decretó para hoy una jornada de duelo nacional.

Elevan alertas

Las autoridades francesas pusieron al país en alerta “escarlata”, que significa que un ataque es inminente. España también elevó su alerta Italia y Bélgica hicieron lo propio, mientras que el gobierno británico se reúne hoy para evaluar la amenaza terrorista en el país. En Estados Unidos, el presidente Barack Obama calificó el ataque contra Charlie Hebdo, como un atentado contra la libertad de expresión, al tiempo que, en Nueva York, la policía reforzaba la seguridad en torno a lugares emblemáticos y sensibles de la ciudad. El papa Francisco también condenó el atentado y llamó “a todos a oponerse, por todos los medios, a la difusión del odio y todas las formas de violencia, física y moral, que destruyen la vida humana”.

México condena

El gobierno de México manifestó su más enérgica condena al atentado. En un comunicado, la Cancillería señaló que México rechaza el terrorismo en todas sus formas y manifestaciones, al tiempo que transmitió sus más sinceras condolencias al pueblo y gobierno francés, así como a los familiares de las víctimas. Con información de Ana Anabitarte y Jorge Gutiérrez / Corresponsales, y Agencias