Washington. La fiscal general de Estados Unidos, Loretta Lynch, se reunió ayer en Baltimore (Maryland) con la familia del joven negro Freddie Gray, muerto bajo custodia policial, así como con agentes de Policía y líderes religiosos de la ciudad, sacudida la semana pasada por disturbios y fuertes tensiones raciales.

“Estamos aquí para sostener sus manos y darles apoyo”, destacó Lynch, la primera mujer afroestadounidense en su cargo, que ayer se desplazó a esa ciudad portuaria donde los disturbios, saqueos e incendios surgidos a raíz de la muerte de Gray obligaron a decretar el toque de queda durante cinco noches la semana pasada.

Durante su visita, Lynch se reunió a puertas cerradas con la familia de Freddie, de 25 años, quien falleció el 19 de abril tras haber pasado una semana en coma por una grave lesión de columna sufrida durante su arresto.

Por la muerte del joven, cuyo arresto fue grabado en video, han sido imputados en diferente grado seis agentes policiales (tres de los cuales son negros y los otros tres blancos), hechos por los que la familia del joven ya expresó su satisfacción el viernes pasado.

“Esta es una situación conflictiva”, reconoció Lynch, durante una reunión con líderes comunitarios y religiosos, que se encargó de abrir con una oración el reverendo Donte Hickman, cuya iglesia perdió un centro para mayores en un incendio registrado durante los incidentes violentos del lunes.

Después de este encuentro en la Universidad de Baltimore, la fiscal se dirigió al Departamento de Policía de la ciudad, donde se reunió a puerta cerrada con el jefe de policía de Baltimore, Anthony Batts, cuyo rostro fue uno de los más visibles de la respuesta de las autoridades locales a los disturbios de la semana pasada.

Lynch aprovechó para reunirse con 12 de los agentes que estaban en la calle cuando se desató el caos y les agradeció. “Se han convertido en el rostro de la aplicación de la ley”, dijo.

Durante la tarde, la fiscal se encontró con la alcaldesa de Baltimore, Stephanie Rawlings-Blake, con quien comentó la reforma en curso para frenar los abusos dentro de la Policía de Baltimore. EFE