San José.— La III Cumbre de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) culminó ayer en Costa Rica con un paquete de acuerdos que contemplan desde la exigencia regional a Estados Unidos para que levante el bloqueo económico que impuso en 1962 a Cuba y el respaldo a Washington y La Habana para que aceleren el deshielo de sus nexos, hasta el repudio a las políticas de desestabilización contra el gobierno de Venezuela.

De manera coincidente, el gobierno estadounidense —que en diciembre inició con Cuba la normalización de sus relaciones tras 56 años de conflictos— advirtió que mantiene muchos desacuerdos con el presidente cubano, Raúl Castro, sobre asuntos variados como el respeto a los derechos humanos en la isla, dijo el vocero de la Casa Blanca, Josh Earnest. “Existe una variedad de preocupaciones que tenemos por la manera en que el régimen de Castro trata a los disidentes políticos, la manera como tratan a las personas que quieren expresar libremente sus puntos de vista y aun la forma como tratan a algunos reporteros”, indicó.

Descartó, además, “cualquier discusión” con Cuba sobre el regreso de la base militar de Guantánamo a los cubanos.

En el primer esfuerzo en el Congreso estadounidense para terminar con el bloqueo a Cuba, ocho senadores republicanos y demócratas presentaron ayer mismo un proyecto de ley para poner fin a las restricciones de viajes a la isla. Los senadores que apoyan el proyecto de ley incluyen a los republicanos Jeff Flake, Jerry Moran, Michael Enzi y John Boozman, así como a los demócratas Patrick Leahy, Richard Durbin, Tom Udall y Sheldon Whitehouse.

Raúl Castro dijo, al ser abordado por el Semanario Universidad, que espera que haya paz entre Estados Unidos y su país si Washington levanta el embargo comercial aplicado a la isla en octubre de 1960. Pero advirtió: “Es un camino muy largo”.

Al término de la cumbre se firmó la “Declaración Política de Belén”, que toma su nombre de un pueblo en las afueras de San José que fue sede de la cita. En ella, se precisa que los miembros de CELAC aprobaron “acoger con satisfacción la histórica decisión” que Castro y el presidente estadounidense, Barack Obama, anunciaron en diciembre anterior “de restablecer las relaciones diplomáticas”.

Los gobernantes o emisarios de los 33 países de este foro fundado en 2011 y del que EU y Canadá están excluidos decidieron “reiterar nuestro más profundo rechazo a la aplicación de medidas coercitivas unilaterales y reafirmar nuestro llamado al gobierno de los Estados Unidos a que ponga fin al bloqueo económico, comercial y financiero que impone a dicha nación hermana desde hace más de cinco décadas”.

Al recibir de Costa Rica la presidencia temporal de CELAC, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, lanzó un fuerte ataque a EU, describió un historial de agresiones de Washington contra América Latina y el Caribe y denunció que el embargo a Cuba “rompe con la carta fundacional” de la Organización de Estados Americanos (OEA).

Asimismo, reafirmaron el apoyo a Venezuela frente a lo que calificaron como acciones de desestabilización política y económica en contra del gobierno del presidente Nicolás Maduro. La Cumbre aprobó más de 25 declaraciones, en especial sobre la lucha para combatir y desterrar la miseria y el hambre en las naciones de la CELAC.

La inclusión del activista puertorriqueño Rubén Berríos como cabeza de la delegación de Nicaragua motivó la cancelación del encuentro privado que iban a sostener los gobernantes y cancilleres que asistieron a la cumbre. El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega le cedió a Berríos un espacio en la plenaria de la CELAC para que hablara a favor de la independencia de Puerto Rico. El presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís alegó que ello violaba las normas de la CELAC. Con información de agencias