Washington.- El presidente Barack Obama volvió a echar mano de un viejo recurso retórico para reafirmar con carácter urgente la convicción de que Estados Unidos y sus aliados en todo el mundo "no estamos en guerra contra del islam", sino sólo contra aquellos que "han pervertido" sus enseñanzas "con acciones terroristas".

"No podemos aceptar la premisa de que estamos en guerra contra el islam porque es una mentira. Y los líderes de Al-Qaeda o del Estado Islámico (EI) no son líderes religiosos. Son terroristas". Obama reconoció que la guerra contra el extremismo violento se libra en comunidades marginadas, entre jóvenes con falta de oportunidades y en busca de una identidad. O hartos de una cultura de políticos corruptos, donde no hay libertad de información, ni de expresión.

En este contexto, señaló que organizaciones terroristas como Al-Qaeda y el EI han sido capaces de confeccionar y poner en práctica una eficaz propaganda para reclutar a cientos de jóvenes que son engañados con falsas promesas. Como parte de su campaña, esas organizaciones han echado mano de las redes sociales, la nueva trinchera de la guerra que EU y sus aliados libran contra la amenaza del extremismo violento.

La participación de Obama puso fin a la primera jornada de trabajos que congregó a líderes religiosos y comunitarios de Estados Unidos. Pero también a empresarios, a expertos en nuevas tecnologías y líderes políticos de 60 países que este jueves se sumarán a un cónclave organizado por la Casa Blanca para mostrar a los líderes de organizaciones terroristas que su cruzada se encuentra en bancarrota ante la comunidad internacional. "Al-Qaeda y el EI están desesperados por legitimarse. Pero no lo conseguirán porque una mayoría de naciones condenan sus acciones violentas", dijo Obama.

"Los terroristas no hablan por miles de millones de musulmanes que no creen en la violencia. Ninguna religión es responsable de acciones terroristas", insistió el mandatario.

En este marco, Rashad Hussain, ex asesor de Obama, fue nombrado enviado especial y coordinador para comunicaciones estratégicas contra el terrorismo, a fin de "desacreditar la propaganda de terroristas".

El cónclave marcó el inicio de un nuevo esfuerzo de EU para sumar las alianzas de decenas de gobiernos contra la amenaza de los integristas que sacudieron a la comunidad internacional con atentados en París y Copenhague. Una de las invitadas especiales fue la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, quien compartió las experiencias de sus cuerpos de seguridad y de instituciones de educación y servicios sociales para extirpar la amenaza del extremismo y la radicalización en los barrios de inmigrantes o en las zonas más desfavorecidas. "Tras los atentados recientes en París hemos reforzado la presencia policial y militar. Pero también hemos proseguido con nuestros programas de prevención contra la radicalización religiosa", dijo Hidalgo.

Los problemas de la marginación y la pobreza, fueron mencionados por la mayoría de los participantes como elementos que recrudecen o agudizan el problema de la radicalización.
"Detrás de cada proceso de reclutamiento al radicalismo hay una historia de fracaso escolar, por ejemplo. Por eso, en París nos hemos concentrado en el sistema educativo. Tenemos que conseguir que los jóvenes tengan éxito en la escuela", subrayó Hidalgo.

La realización de la cumbre, que proseguirá este jueves en el Departamento de Estado con participantes como el Secretario de Gobernación de México, Miguel Ángel Osorio Chong, ha sido motivo de elogios, pero también de críticas. Para algunos analistas, como Daniel Byman, la idea de una cumbre parece demasiado ambiciosa y hasta cierto punto dispersa para enfrentar un fenómeno que obedece a distintos factores.