"No debe repetirse una historia igual"
Jerusalén.— Ante el 70 aniversario de la finalización de la Segunda Guerra Mundial, el profesor Yehuda Bauer, historiador israelí especializado en el conflicto y muy especialmente en el estudio del Holocausto, sabe que la lección puede resultar obvia, pero está convencido de que hay que destacarla. “No tengo dudas: el mensaje central que debe transmitirse ahora y siempre es que hay que hacer todo lo posible para garantizar que algo como la Segunda Guerra Mundial, no vuelva a repetirse”.
Bauer, profesor emérito de Historia Contemporánea en la Universidad Hebrea de Jerusalén y asesor especial de Yad Vashem, el Museo Recordatorio del Holocausto, considera que hasta hoy, Occidente no ha captado cabalmente cuán central era para la Alemania nazi el elemento antisemita que la motivaba. “La Segunda Guerra Mundial, básicamente, fue ideológica”, dice a EL UNIVERSAL. “Los alemanes no se lanzaron a esta guerra por Danzig, ni siquiera por Polonia. Ellos querían la guerra para apoderarse de Europa. Pero decían que estaba en riesgo de quedar bajo el “dominio judío internacional”, que ellos veían como tal porque “para el nazismo, el elemento antisemita era central”.
Bauer analiza que “la victoria fue en gran medida, de los soviéticos, que fueron quienes combatieron y derrotaron a la máquina de guerra alemana”. No minimiza el aporte de Occidente y muy especialmente el que dio la invasión de Francia, pero recalca que “la victoria la logró el Ejército Rojo”. Bauer da a entender que hay a menudo diferencias, no sólo de matices, entre la verdad histórica y lo que capta como percepciones populares de lo que sucedió.
“Los bombardeos de los aliados occidentales sobre Alemania, que suelen presentarse como algo imponente, en la práctica no frenaron en absoluto el fortalecimiento alemán, sino que cada año, Alemania superaba la fabricación armamentista del año anterior”, dice. Interrogado sobre qué hechos claves deben ser destacados de aquel conflicto, recalca que “antes de la guerra era posible llegar a un acuerdo con los soviéticos para frenar a los alemanes, pero tanto Occidente como la Unión Soviética (URSS) cometieron errores por los cuales eso no se logró”. “Millones murieron y hubo tanto sufrimiento, por los errores de los políticos antes de la guerra”, concluye.
Asegura que “el error terrible de los soviéticos fue no tomar en serio las advertencias que les llegaban de todos lados, de que los alemanes estaban por lanzarse a la guerra contra ellos. Stalin rehusaba aceptarlo y el resultado fueron terribles derrotas que el ejército soviético sufrió”. Luego, las grandes batallas de Stalingrado y Korsk cambiaron el rumbo de la guerra.
En la Segunda Guerra Mundial nadie tuvo la exclusividad de sufrimiento. Por un lado, Bauer destaca el “terrible sufrimiento de los pueblos de la URSS que fueron conquistados”, pero por otro recuerda que hubo entre ellos también quienes colaboraron con los nazis, no sólo los ucranianos y bielorrusos sino entre los rusos, “unidades enteras pasaron al lado alemán y combatieron contra sus hermanos soviéticos”.
Bauer recuerda que los nazis cometieron genocidio contra los judíos pero también contra los polacos y gitanos, además de planes respecto a otros pueblos. “La diferencia entre todos estos otros casos y la Shoá del pueblo judío —aclara— es que en 1941 tomaron la decisión de matar a absolutamente todos los judíos sobre la faz de la Tierra. O sea, planearon un asesinato total. La intención era para los judíos de todo el mundo, no sólo de Europa. Por eso afirmamos que la Shoá fue un genocidio sin precedentes”.