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Hechos para intimidar, los alias de narcos en Colombia

El Tiempo - Colombia / GDA| El Universal
14:48Viernes 10 de abril de 2015
Los alias aparentemente infunden miedo y respeto, como el 'Patrn del Mal', un trmino que trascendi

ALIAS. Los alias aparentemente infunden miedo y respeto, como el 'Patrón del Mal', un término que trascendió en la historia propia del jefe del Cartel de Medellín, Pablo Escobar. (Foto: AP/Archivo )

Delincuentes se ocultan y meten miedo con sus apodos. En ocasiones, la propia Policía los bautiza

Mientras era atendido en una clínica del norte de Bogotá, y en uno de los últimos golpes de la Policía contra los capos de la droga, fue capturado recientemente el señalado narcotraficante Jair Sánchez Hernández. El nombre a secas de este hombre, quien cayó el pasado primero de abril, quizá no le dice nada a nadie. Sin embargo, pocos que hayan visto la noticia podrán olvidar el apodo que llevaba a cuestas en su larga carrera criminal: 'Mueble Fino'.

Así, con ese llamativo apodo, fue presentado por las autoridades el que era considerado uno de los grandes mafiosos del Valle del Cauca. Días atrás, el país ya había visto cómo la Policía capturaba y recapturaba al 'Desalmado', y varias semanas antes, las detenciones de las famosas ‘Yayitas' y ‘Gatúbelas', mujeres que, valiéndose de sus curvas, engañaban y robaban los apartamentos de sus víctimas en la capital del país.

Estos son apenas algunos de los innumerables apodos utilizados por los bandidos de Colombia. Para los nuevos delincuentes, adoptar un alias inexistente es quizá una tarea más compleja que ejecutar cualquiera de sus crímenes.

Hoy, basta con abrir Google, digitar la palabras ‘alias' y escribir lo que se le cruce por la mente. Se encuentran sobrenombres como ‘Televisor', ‘Lapicero', ‘Carro Loco', ‘Gafas' o ‘Jabón'. El penúltimo es recordado por caer en la Operación Jaque en julio del 2008, mientras que ‘Jabón', como era conocido Wílber Alirio Varela, fue un temido narcotraficante que ocupó las primeras páginas al ser asesinado en enero del 2008 por su propia escolta, los temibles hermanos Calle Serna, o 'los Comba'.

Pero en el mundo del hampa colombiana y sus alias no solo hay objetos. Ni hablar de animales, hay de todo: reptiles, mamíferos, anfibios. Vertebrados e invertebrados.

Herbívoros, carnívoros y omnívoros. Como se quiera. Para la muestra, Jorge Iván Laverde Zapata, el ‘Iguano', un excomandante paramilitar jefe del frente Fronteras de las Auc que confesó haber ordenado más de cuatro mil asesinatos y uno de los primeros condenados bajo la figura de Justicia y Paz. El ‘Iguano', aún en prisión, fue uno de los ideólogos en la construcción de hornos al estilo nazi para desaparecer a sus víctimas.

A nivel gastronómico, la 'carta' también es amplia: ‘Frijol', ‘Sancocho', ‘Pandebono', ‘Tomate', ‘Boliqueso', el famoso ‘Cebollero' „Ÿde la Oficina de Envigado„Ÿ, ‘Fritanga' (aquel de la ostentosa fiesta de matrimonio en la isla Múcura) y hasta alias Chocorramo, un sujeto capturado hace unos días y sindicado de desmembrar a dos personas en Dosquebradas (Risaralda), pero también un viejo cabecilla del frente 50 de las Farc que se desmovilizó hace un lustro y se hacía llamar como el popular ponqué de paquete naranja.

No es difícil hallar cualquier alias entre grandes capos, mandos medios, gatilleros o incluso delincuentes de barrio. Una labor más ardua sería en cambio construir un listado de quienes llevan su nombre de pila como marca dentro del mundo criminal y sin que tengan en su expediente un alias o sobrenombre.

Jairo Libreros, experto en seguridad y profesor de Criminología y Seguridad Ciudadana en la Universidad Externado de Colombia, dice que esa tarea es casi imposible: "En la historia criminal colombiana, encontrar un capo o un destacado criminal sin alias o sin un nombre clandestino no se puede, no existe".

Libreros, antes de hablar de los alias, hace una distinción: "Una cosa es el alias, que es el nombre criminal de una persona, y otra distinta son los nombres clandestinos que se utilizan en la guerrilla, grupos terroristas y en el mundo del crimen organizado".

"En ciertas organizaciones del crimen, de ejércitos insurgentes o grupos terroristas, el alias es posterior al nombre clandestino que adoptan para mimetizarse en la sociedad", agrega Libreros.

Un ejemplo se refleja en la historia de Fidel Castro, el líder de la Revolución Cubana. Aunque bien no clasifica dentro del mundo de la criminalidad, sí tiene su espacio en este tema, pues optó por el nombre de ‘Alejandro' para moverse clandestinamente en los años 50 entre Estados Unidos, México y Nicaragua, mientras preparaba los operativos para tomar el poder en Cuba y tumbar a Fulgencio Batista, derrocamiento que finalmente se dio el primero de enero de 1959.

"Esto obedece a un grado de admiración que sienten por ciertas personas. En el caso de Fidel Castro, es muy claro que se pone ‘Alejandro' porque su gran ídolo era Alejandro Magno. Ahí hay una identidad entre lo que son las figuras que ellos pretenden emular, independientemente de que sean historias completamente diferentes", añade el académico.

Sin embargo, otras veces son solo apodos que han hecho parte de la vida familiar y que trascienden cuando entran por la puerta de la delincuencia. Versiones no oficiales indican que Jhon Jairo Velásquez Vásquez, alias Popeye, uno de los matones más sanguinarios del Cartel de Medellín, lleva su apodo en gran parte por el parecido físico que guardaba desde muy pequeño con el famoso dibujo del marinerito de brazos desproporcionados y exagerado mentón. Pero, haciendo una mofa, agrega la historia que este odiaba las espinacas; y su abuela, en el afán de que se las comiera, le decía que solo podía dejar de parecerse a ‘Popeye' si se las comía. Una versión que circula por la historia, pero que no se confirma.

OCULTARSE E INTIMIDAR, SU ESTRATEGIA

Consultado por EL TIEMPO, un excomandante de Inteligencia de la Policía explica que son dos los principales motivos para que los bandidos usen seudónimos: "Uno, ocultar su identidad. Dos, generar intimidación sobre el contrario".

"El delincuente siempre intenta intimidar. Entre más fuerte el alias, puede generar más respeto. Buscan infundir temor entre sus enemigos, cualquiera que sea: el ciudadano común, el narcotraficante del otro bando, las mismas autoridades. Pero primero que todo usan esos apodos para ocultar su identidad", agrega la fuente.

Además, hay un aspecto más allá de querer enviar un mensaje que intimide. Para Libreros, los delincuentes adoptan un alias con el fin de "reivindicar su nombre y tener así una ‘majestad' mucho más fuerte. Buscan ser reivindicados con un alias que les permita mantener su doble personalidad. Es muy psicológico. Les gusta que les reivindiquen su vida oscura mediante el nombre que ellos mismo adoptan".

El planteamiento de estos dos expertos cabe cuando los alias aparentemente infunden miedo y respeto, como el ‘Patrón', un término que trascendió en la historia propia del jefe del Cartel de Medellín, Pablo Escobar. Pero tambalea cuando se oyen remoquetes inverosímiles, como lo es que un delincuente se haga llamar ‘Niño Dios', un alias utilizado en más de una ocasión. O ‘Buche de agua', un exmiembro del frente 48 de las Farc capturado por las autoridades. A decir verdad, alias como estos dan más risa que otra cosa.

AUTORIDADES LOS BAUTIZAN

Aunque la historia criminal dicta que son los propios bandidos los que escogen sus temibles sobrenombres, el tema ha evolucionado hasta el punto que ahora son las mismas autoridades las que, en ocasiones, bautizan a los delincuentes o a las bandas.

El excomandante de Inteligencia de la Policía consultado por este medio explica que hay grupos especializados en ciertos delitos que normalmente se autodenominan, pero en algunos casos, por no delatarse, buscan el anonimato. "Aquí es cuando la Policía los bautiza por alguna modalidad o característica física", explica la fuente.

Un caso puntual es el de 'los Sintéticos', una banda dedicada a la comercialización y distribución a nivel nacional de drogas sintéticas como 2CB, WAS, LSD y éxtasis, que fue desmantelada hace más de una semana. Eltiempo.com pudo establecer que dicha banda no se hacía llamar así. Fueron las mismas autoridades las que emplearon el término y con ello ganaron un referente mediático.

"Esta estrategia es útil para enviarle un mensaje importante a la sociedad de que esas personas tienen unos alias controversiales, muy pesados, y que los servicios de la Policía tienen la capacidad de capturarlos. El uso mediático del alias es un fenómeno moderno en Colombia, adjudicado por la Policía a ciertos delincuentes, ténganlos o no, para generar mayor impacto y mantener la recordación en la sociedad civil de las buenas ejecutorias de las autoridades", dice Libreros.

Al respecto, el general Rodolfo Palomino, director de la Policía Nacional, acepta que es un tema que podría denominarse, si se quiere, como 'marketing policivo', y que sirve también para distinguir unos casos de otros.

"Se trata de identificar un parecido del criminal con algo, como el caso de 'las Yayitas' ", afirma Palomino, al referirse a la banda liderada por Andrea Johanna Torres, una mujer que aprovechaba su atractivo físico para robar en apartamentos. El nombre conferido a la banda, quizás, se haya ajustado a la figura caricaturesca de Yayita, una despampanante mujer de natural coquetería que aparece en las historietas de Condorito.

Otro aspecto que resalta el general Palomino es el uso de los alias, no solo para ocultarse, sino para "desorientar su identidad. Se ponen alias de mujeres siendo hombres, para desorientar la búsqueda".

Un caso puntual e histórico es la 'Quica', un nombre femenino que utilizó Dandeny Muñoz Mosquera, uno de los principales sicarios al servicio del Cartel de Medellín y que hoy está esperando la muerte en una prisión de Estados Unidos, de la que no saldrá nunca por las 10 cadenas perpetuas que pesan en su contra.

Pero ¿de qué le sirve a la Policía hallar el alias de un criminal? Según expertos, cuando se hacen trabajos de perfiles criminales, al hallar el alias y su correspondencia con el sujeto, las autoridades pueden llegar a obtener casi un 30 % del perfil criminal dispuesto, una ficha más amplia del comportamiento, de las motivaciones y de las formas de actuar de los delincuentes.

ALGUNOS HISTÓRICOS

La historia violenta del país está marcada pues por una infinidad de alias pertenecientes a los carteles de la droga, las guerrillas, las bandas o la delincuencia. Pero entre ese mar de nombres, unos más recordados que otros, Jairo Libreros se anima a compartir un puñado que para él resultan, si no trascendentales en la literatura criminal, al menos atractivos por lo que hay detrás de los mismos. Al final, incluye un nombre de un asesino en serie popular que se sale de la ‘geografía criminal' colombiana, pero que bien vale la pena mencionar: 'Jack el Destripador'.

León María Lozano, el ‘Cóndor': "Tiene un peso importante en la literatura criminal y en la historia política colombiana. Es a partir de este personaje que comienza a generalizarse el uso, por lo menos en Colombia, de los apodos en el mundo criminal. Su historia se remonta a la época inicial de la violencia, en la década de los 40 a los 50.

Alias el Cóndor era el jefe de 'los Pájaros', un grupo de matones de creencia conservadora que perseguía a los liberales en Tuluá y que fue inmortalizado en el libro de Gustavo Álvarez Gardeazábal ‘Cóndores no entierran todos los días' ", afirma Libreros.

Gilberto Rodríguez Orejuela, el ‘Ajedrecista': "Durante años tuve una obsesión muy fuerte de por qué a Gilberto Rodríguez le decían el ‘Ajedrecista', quien junto con su hermano Miguel „Ÿalias el Señor„Ÿ, encabezaron el Cartel de Cali. Su apodo se debe a la manera de pensar estratégica para poder poner en jaque, no solo a las autoridades, sino también a la sociedad civil vallecaucana".

Carlos Mario Alzate Urquijo, el ‘Arete': "Hacía parte de la estructura sicarial del Cartel de Medellín de Pablo Escobar. Este tiene un trasfondo muy importante. Lo que quería dar a entender con su alias era que poseía la habilidad de mimetizarse en entornos sociales muy importantes, y que su capacidad para escuchar las conversaciones de los demás sin ser identificado era similar a la posición de un arete, escuchando todo lo que ocurría de una manera discreta y sin levantar sospechas, obtenía la mejor información".

Pedro Antonio Marín o Manuel Marulanda Vélez, alias Tirofijo: "Este alias se debe a su destreza. Un ejemplo de cómo las habilidades de un hombre terminan caracterizándolo. Tenía una capacidad de disparo importante, y por eso sus pares le pusieron 'Tirofijo' y él terminó por adoptarlo de la mejor manera. No solamente creó una organización guerrillera, sino que de la mano de otro hombre con otro alias impactante, el 'Mono Jojoy', erigieron una organización muy fuerte".

'Jack el Destripador': "En la literatura criminal los alias que adoptan los asesinos en serie son vitales. Por ejemplo cuando se usó el concepto de 'Jack el Destripador'. Si bien estaba claro que mutilaba a sus víctimas, se encontraron documentos firmados con ese alias y era el mensaje que él buscaba reivindicar", finaliza Libreros al referirse a este personaje de identidad desconocida que ejecutó sus crímenes por el año de 1888 en Londres y sus alrededores.

ahd 



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