Japón anunció hoy la aplicación de una nueva ronda de sanciones a Rusia por su papel en la crisis de Ucrania, que incluyen la prohibición de la exportaciones de armas y de otro equipamiento y tecnología de uso militar.

El Gobierno nipón sigue así los pasos de Estados Unidos y de la Unión Europea, que aprobaron el pasado día 12 de este mes nuevas medidas de presión sobre Moscú que afectan a los sectores financiero, de defensa y energético.

La nueva ronda de sanciones, la tercera que aprueba Tokio desde el inicio de la crisis ucraniana, es efectiva desde hoy y, además de prohibir las exportaciones de armas, impedirá a cinco bancos rusos la emisión de títulos en Japón, dijo hoy en rueda de prensa el ministro portavoz nipón, Yoshihide Suga.

Anteriormente, el Ejecutivo liderado por Shinzo Abe había aprobado la congelación de activos de 40 personas y dos entidades vinculadas al Gobierno ruso e involucradas en la anexión de Crimea.

No obstante, las sanciones de Japón siguen siendo más limitadas que las aplicadas por sus socios del G7, debido a que Tokio no quiere dañar lazos con Moscú por su deseo de resolver la disputa territorial que mantienen sobre las islas Kuriles del Sur (llamadas por Japón Territorios del Norte).

"Continuaremos trabajando con el G7 y urgimos a Rusia a resolver la situación en Ucrania de forma pacífica y diplomática", indicó Suga, quien dejó abierta la puerta a una relajación de las sanciones si Moscú ofrece una respuesta positiva.

Sin embargo, las sanciones de Tokio han causado malestar en Moscú y alejado la posibilidad de que el presidente ruso visite Japón en los próximos meses tal y como tenía planeado antes de la crisis ucraniana, según los medios nipones.

En este sentido, Abe propuso a su homólogo ruso Vladimir Putin mantener un encuentro bilateral en el marco del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico que se celebra en Pekín en noviembre, durante una conversación telefónica entre ambos el pasado domingo, según dijeron a Kyodo fuentes del Ejecutivo nipón.