La Santa Sede ante el Comité de la ONU sobre la Convención para los derechos del niño, evita aceptar que no defendió a los niños de los abusos de sacerdotes pederastas, que redujo la pederastia clerical a un pecado de sus sacerdotes solucionable mediante un simple traslado del mismo a otra parroquia, eludiendo el escándalo. Plantea que las diócesis y órdenes religiosas no responden ante la Santa Sede por abusos sexuales sino que lo hacen en los respectivos países.

No es cierto, existe un documento firmado por el Papa Juan XXIII y el Card. Ottaviani (16/03/1962) ordenando la secrecía de los casos de abusos sexuales a la justicia civil bajo pena de excomunión mayor. Esta instrucción fue girada a todas las instancias organizativas de la Iglesia Católica, informando al Santo Oficio para que éste tome las medidas pertinentes. La Santa Sede tiene la información sobre abusos sexuales y no quiere reconocerlo ni divulgarlos.

Este documento fue ratificado por Juan Pablo II dando instrucciones a J. Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (ex Santo Oficio) (18 /03/2001), allí se ordena el más absoluto secreto y queda claro que la Congregación tiene esta información. Estas disposiciones fueron ratificadas en la ciudad de México por el Arzobispo y Cardenal N. Rivera Carrera en diciembre de 2001. Asimismo el Código Canónico artículos 489, 695, 1336, 1347 y 1394 contemplan medidas aplicables en materia de abusos sexuales, reduciéndolos a reprimendas del superior. La respuesta del Vaticano a la ONU no es consistente, falta a la verdad.

Sólo utilizó sus archivos y lo hizo cuando necesitaba controlar a los Legionarios de Cristo, filtrando documentos sobre Marcial Maciel.

¿Por qué niega la información? En los Estados Unidos lo acusarían de "encubrimiento" y "de responsabilidad del superior" obligándolo a pagar las indemnizaciones de diócesis en quiebra, que eluden el pago a los abusados. Se deslinda tratando a sus estructuras organizativas como si fueran simples franquicias. No es cierto: el Papa designa a los obispos y demás prelados; las órdenes y congregaciones son examinadas y aprobadas por el Vaticano. Existen un conjunto de disposiciones del Derecho Canónico supervisando a los obispos; estos envían informes y van a Roma cada cinco años.

El Talón de Aquiles del Vaticano es el caso del Arzobispo Jozef Wesolowski, exNuncio en República Dominicana, sacerdote polaco ordenado en 1972 por Karol Wojtila en Cracovia y promovido por éste al Vaticano. Realizaban orgías con menores de edad, denunciados, él y otro sacerdote polaco huyeron. Su computadora tenía 87,000 fotos pornográficas y cien videos donde el nuncio y su cómplice actuaban en estas bacanales de droga, alcohol y sexo. Santa Sede no quiere entregarlo a la justicia local aduciendo inmunidad diplomática y ciudadanía vaticana. Esto complicaría la canonización de Juan Pablo II, el exNuncio extorsiona a Francisco amenazando que si lo deportan, habla y tiene mucho de qué hablar.

Profesor investigador del INAH