aviso-oportuno.com.mx

Suscríbase por internet o llame al 5237-0800




Termina la Guerra Fría en América

Enrique Berruga F.| El Universal
Jueves 18 de diciembre de 2014

Sondeo

¿A qué país beneficiará más el restablecimiento de relaciones Washington-La Habana?
 
 
Ver resultados
Obama está despojando a su país de la reliquia de política exterior más absurda y contraproducente del último medio siglo

¿ A quién le interesaba más esta histórica reanudación de relaciones diplomáticas, a Cuba o a Estados Unidos? La respuesta es doble: a Washington le interesaba más, a La Habana le convenía más. Obama está despojando a su país de la reliquia de política exterior más absurda y contraproducente del último medio siglo. Siempre resultó irónico que la receta que aplicaron con éxito en Europa Oriental, de apertura, acercamiento, comercio y más contacto, que llevó a que esos países ahora sean aliados de Estados Unidos y hasta miembros de la OTAN, no se pusiera en práctica frente a la isla caribeña.

En la última Asamblea General de la ONU solamente tres países, sobre 193, votaron al lado de Estados Unidos en la defensa del embargo cubano. Más grave aún era el hecho de que fuese precisamente EU quien ofreciera la mejor justificación al régimen castrista para conculcar libertades, controlar los medios, eliminar cualquier forma de oposición e incluso exculparse por el lamentable estado de la economía y la carencia de los insumos más básicos para la población cubana. La indudable habilidad política de los hermanos Castro habría sido insuficiente sin el oxígeno permanente que les brindó el embargo. De esta manera, el Presidente Obama puso fin a un enorme error de cálculo y de estrategia política: “estos 50 años comprueban que el aislamiento no funcionó” —fueron las palabras del mandatario estadounidense. Más vale tarde que nunca.

Pero a La Habana es a quien le conviene más el restablecimiento de vínculos con su vecino marítimo. Desde la llegada al poder en 2008, Raúl Castro intentó reformas económicas que permitieran mantener niveles mínimos de subsistencia. Antes que México, La Habana abrió la exploración y explotación de sus yacimientos petroleros en busca de inversiones —ya que estamos hablando de reliquias históricas, las nuestras en tema petrolero no han sido cosa menor. Se permitió la apertura de “paladares” y pequeños comercios con el propósito de reanimar la economía; pero muchos quebraron ante el desabasto general que vive la isla. El subsidio petrolero venezolano resultó un gran alivio, pero a la vez una insostenible sangría por el número de médicos y agentes de seguridad e inteligencia con que tuvieron que retribuir a Caracas. Antes del levantamiento definitivo del embargo, que requiere la aprobación del Congreso, la economía cubana se verá beneficiada por un mayor nivel de remesas desde Estados Unidos y contactos más fluidos con el mercado más próximo que a la vez es el más grande del mundo.

Es decir, los Castro mostraron voluntad de apertura cuando les convino: conscientes de que el modelo económico es inviable a futuro y, sobre todo, conscientes de que Cuba ha perdido el valor estratégico que tuvo durante la Guerra Fría y el mundo bipolar. Salvo Venezuela que depende retórica e ideológicamente de La Habana, ni Rusia, ni China, ni Irán, ni los socios del ALBA, meterían las manos por defender a la dictadura más longeva del planeta. Los Castro aprovecharon la ruina política en que se ha convertido Obama para iniciar el restablecimiento de relaciones diplomáticas y, de pasada, cantarlo como un triunfo más de la revolución y de la dignidad.

Todo esto, en pocos meses, será anecdótico ante los cambios de fondo que traerá esta decisión para la vida política, la movilización y sobre todo, las expectativas de los cubanos de Cuba y los de Miami. A pocos años de la entrega del poder por parte de Raúl, el gobierno cubano se verá encajonado entre las fuerzas de dentro y las que vendrán de fuera.

Nota aparte merece el hecho de que hayan sido Canadá y El Vaticano quienes hayan interpuesto sus buenos oficios para este reencuentro. Si ellos pudieron lograrlo es porque tanto Washington como La Habana les consideraron como intermediarios confiables y neutrales. La diplomacia mexicana que en otros tiempos habría estado en primera fila para encauzar estos esfuerzos, a la hora buena no fue considerada por nuestro dos vecinos. Es una llamada de atención importante para revisar el papel que desempeñamos en el mundo y en la toma de decisiones globales, comenzando por la región a la que pertenecemos.

La buena noticia es que ahora será más sencillo sentarnos a la mesa con los dos nuevos amigos del área para definir los límites marítimos del polígono oriental del Golfo de México, el otro “hoyo de dona” que compartimos con Cuba y Estados Unidos.

 

Internacionalista



Ver más @Univ_Mundo
comentarios
0