Temor geopolítico a la fragmentación
LIBERTAD DE OPINIÓN. Algunos simpatizantes del "sí" sostienen sus carteles junto a defensores del "no", durante un encuentro con el ex primer ministro británico y unionista Gordon Brown, en Glasgow, donde éste hizo un último esfuerzo por convencer a los votantes de las ventajas de no separarse del Reino Unido. (Foto: MATT DUNHAM / AP )
PARÍS.— El mundo está conteniendo la respiración y en su mayoría espera que Escocia vote "no" a la independencia de Reino Unido en el referéndum que se celebrará hoy.
Por interés propio y geopolítico, las principales potencias, desde Beijing y Washington hasta Moscú y Nueva Delhi están rezando en silencio para que Reino Unido siga de una pieza y no se genere un precedente contagioso de fragmentación de un Estado en tiempos de inestabilidad.
Entre los socios europeos de Londres, Alemania ha dicho abiertamente que preferiría que Reino Unido siga como está, mientras que otros países, sobre todo España, Bélgica e Italia, esperan que el referéndum escocés no cree o aliente problemas en su propia cohesión interna.
Rusia y China, a menudo enfrentadas a Reino Unido en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, tienen fuertes motivos internos para evitar que se descomponga la antigua nación imperial, ya que ambas quieren mantener a raya el separatismo en sus países.
Los únicos grupos en el mundo que apoyan la soberanía escocesa son pueblos sin un Estado propio, como los catalanes en España, los cachemires en India o los kurdos repartidos entre Turquía, Irak e Irán, mucho de los cuales claman por su autodeterminación.
El gobierno regional catalán quiere realizar una consulta de autodeterminación para el 9 de noviembre, pero el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, dijo ayer que, junto con el referéndum escocés, supone “un torpedo en la línea de flotación de la integración europea”.
Estados Unidos ha dejado claro que quiere que Reino Unido siga “fuerte, robusta y unida, y (sea) un socio efectivo”, en palabras del presidente Barack Obama, aunque dijo que la decisión depende de los escoceses.
Londres ha sido desde hace tiempo el más leal aliado de Washington en la defensa del pacto de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y en intervenciones militares en Medio Oriente y otros lugares, aunque ese activismo fue cuestionado el año pasado cuando el Parlamento británico votó en contra de unirse a una propuesta de ataques aéreos contra Siria.
“Estados Unidos esperaba que no necesitase posicionarse sobre eso y que el asunto de la independencia simplemente desaparecería”, dijo Fiona Hill, ex especialista del consejo de seguridad nacional de Estados Unidos sobre Europa y que ahora trabaja para Brookings Institution.
“Nadie creía que fuera una posibilidad hasta hace pocas semanas. Ahora tienen que empezar a pensar en serio sobre ello”, dijo.
El gran respaldo del “no” en los sondeos de opinión se redujo durante el verano y los unionistas tienen ahora sólo una leve ventaja en la mayoría de sondeos. Los responsables de Defensa de Estados Unidos han mostrado preocupaciones por las complicaciones que acarrearía una Escocia independiente, que construye los portaaviones británicos y contiene su única base de submarinos nucleares.
Los diplomáticos estadounidenses temen que una ruptura con Reino Unido debilitaría a ambas partes económicamente y haría más probable una salida británica de la UE, debilitando la influencia de Washington en el bloque.
Si Escocia vota a favor de su independencia, Washington querrá que esté en la UE y la OTAN, dijo Hill.