FORTALEZA, Brasil.— El primer debate entre los siete candidatos a la presidencia en las elecciones del próximo 5 de octubre, encontró a todos los postulantes inmersos en una nueva realidad electoral, con la candidata del Partido Socialista, Marina Silva, lanzada a forzar la segunda vuelta, según la última encuesta de IBOPE que le muestra cada vez más cerca de la presidenta, Dilma Rousseff.

La encuesta mostró a la jefa de Estado con 34% de la intención de votos, 2% menos que en la última medición de julio, seguida por Silva, quien reemplazó al fallecido Eduardo Campos en la candidatura de su partido, con el 29% y en tercer lugar al socialdemócrata, Aecio Neves. No sólo eso, según el sondeo, Marina podría vencer a Dilma en segunda vuelta.

Con base en esos resultados, y en el sorteo previo, Marina disparó la primera pregunta a Rousseff, a quien interrogó respecto de cuáles medidas concretas se adoptaron después de las protestas sociales que sacudieron al país el año pasado.

La jefa de Estado narró un cúmulo de políticas y datos y habló de que “falta mucho por hacer y lo vamos a hacer todos juntos”. Silva replicó que ninguna de las políticas de Dilma funcionaron y cuestionó: “¿Qué salió mal?”.

Acusó al gobierno de no reconocer “la realidad, lo que hace que la gente se aleje de la política” y reiteró su propuesta de impulsar en Brasil “una nueva política”, para combatir “la vieja polarización que desde hace 20 años genera un gran retraso para nuestro país”.

En esta carrera presidencial es Silva la que representa la idea de ese cambio político sobre los partidos tradicionales, como el Socialdemócrata Brasileño (PSDB) y en lo que se convirtió el Partido de los Trabajadores (PT) en el poder.

Rousseff cuestionó a Neves, a quien el PT prefiere como rival a derrotar antes que enfrentarse con una “vieja conocida” que representa “lo nuevo” como lo es Silva. Neves criticó la baja tasa de crecimiento del país. “Un país que no crece no genera empleos”, dijo.