Washington.— La esperada contraofensiva de los republicanos para tratar de neutralizar las órdenes ejecutivas del presidente Barack Obama en el frente migratorio, perfilaba ayer por primera vez sus arriesgados e inciertos alcances durante una reunión a puertas cerradas entre el líder de la mayoría en la Cámara Baja, John Boehner, y algunos de sus correligionarios.

“El presidente ha violado la Constitución. Es una seria amenaza a nuestro sistema de gobierno”, aseguró Boehner en una rueda de prensa en la que, no obstante, reconoció que “tenemos opciones limitadas y capacidades limitadas para lidiar con eso directamente”, por lo que las medidas aún están bajo evaluación.

Según fuentes familiarizadas con la propuesta, el liderazgo republicano se propone someter a votación esta misma semana una iniciativa de ley que permitiría mantener abierto el gobierno hasta el inicio del próximo año fiscal en octubre de 2015.

Esta iniciativa, que por un lado busca ahuyentar la imagen del partido como un grupo de extremistas dispuestos a cerrar el gobierno con tal de salirse con la suya, por el otro incorporaría una enmienda para mantener atado presupuestariamente al Departamento de Seguridad Nacional (DHS) —que supervisa las políticas migratorias y medidas administrativas de Obama—, a una suerte de liberación de fondos por etapas para mantener atado de manos al gobierno.

El problema, a decir de expertos en asuntos legislativos y migratorios, es que la mayoría de las agencias del DHS que se encargan de gestionar los trámites tienen un muy elevado grado de autonomía presupuestaria, ya que dependen de las cuotas que pagan cientos de miles de personas interesadas en regularizar su situación.

Además, actualmente casi la mitad de los ciudadanos siguen preocupados por la amenaza de un atentado terrorista, por lo que la decisión de recortar o administrar por goteo los fondos presupuestarios al DHS sería una acción muy arriesgada.

Lidiar contra las medidas administrativas anunciadas por Obama es un asunto de enorme complejidad ya que no sólo es muy difícil contrarrestar las órdenes ejecutivas por la vía presupuestaria sino que, además, los republicanos corren el riesgo de atizar el ambiente de odio y rechazo de la comunidad latina hacia ellos, justo en momentos en que algunas voces en el partido abogan por la reconciliación, incluyendo al ex gobernador de Florida Jeb Bush, quien ayer instó al liderazgo republicano a no buscar la confrontación con la administración Obama para lastimar a una comunidad que será clave en las elecciones presidenciales de 2016.

En medio de este intenso forcejeo de las tribus republicanas, el secretario de Seguridad Interna, Jeh Johnson, advirtió ayer contra la tentación de retener la partida presupuestaria al departamento que se encarga no sólo de regular y hacer cumplir las leyes de migración sino, sobre todo, de velar por la seguridad nacional.

“Sólo se pondría en riesgo la seguridad nacional”, enfatizó Johnson en un animado intercambio con el presidente del Comité de Seguridad Interna de la Cámara Baja, Michael McCaul, durante una audiencia en la que la bancada republicana arremetió contra Obama, a quien acusó de violar la ley para sacar adelante una forma de “amnistía” que, alegó, pone en riesgo la seguridad fronteriza.

“Hay una manera correcta de hacer esto y una manera incorrecta. Obviamente, no estoy de acuerdo con el enfoque del presidente en este caso... El presidente dijo en más de 20 ocasiones que él no tenía la autoridad legal para hacer esto, para tomar esta acción ejecutiva. Al final ha hecho todo lo contrario y así no es como funciona la democracia”, acusó McCaul en un intento por presentar las órdenes ejecutivas como una flagrante violación de la ley.

Esta posición se topó ayer, sin embargo, con Jeh Johnson que, por si algo se distingue, es por sus impecables credenciales como abogado y como un operador meticuloso que invirtió varios meses revisando los alcances y los riesgos de unas órdenes ejecutivas que gozan de un piso legal muy consistente y que serán muy difíciles de atacar por la vía legal por el liderazgo republicano y muy arriesgadas de arrebatar a una comunidad latina que podría pasarles una dolorosa factura en 2016.