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Reclaman a Obama controlar más a la CIA

J. Jaime Hernández Corresponsal| El Universal
Sábado 05 de abril de 2014

WASHINGTON.— En medio de una intensa disputa para desclasificar el informe del comité senatorial de inteligencia sobre los polémicos programas de interrogatorios practicados durante la presidencia de George W. Bush, un creciente número de legisladores demócratas han elevado su voz para pedir al presidente Barack Obama decidirse y tomar partido a favor de una mayor transparencia y de ejercer un mayor control sobre la Agencia de Inteligencia (CIA).

Tras la votación a favor de desclasificar partes del informe de más de 6 mil páginas, senadores como el demócrata por Oregon, Ron Wyden, pidieron al presidente respaldar la acción del Congreso para “robustecer las capacidades de supervisión del poder legislativo sobre el aparato de inteligencia”.

El presidente “tiene que tener en cuenta la separación de poderes”, opinó Wyden en alusión al dilema que estos días enfrenta la Casa Blanca ante la disyuntiva de apoyar la desclasificación parcial o permitir que la CIA siga gozando de un cierto grado de independencia y opacidad que, en este caso, ha permitido la ocultación de información sobre unos interrogatorios que han incluido torturas, al fragor de la lucha contraterrorista.

Desde el estallido de la guerra entre la poderosa presidenta del comité de inteligencia en el Senado, Dianne Feinstein, y el actual director de la CIA, John Brennan —ambos fieles aliados de la Casa Blanca—, el presidente Obama había conseguido mantenerse en una posición neutral.

Sin embargo, tras la votación a favor de desclasificar el informe del comité, el presidente se ha escorado a favor de una mayor transparencia, pero garantizando el margen de discrecionalidad de la CIA a la hora de revisar dicho informe antes de su desclasificación total o parcial.

La imparcialidad del presidente no ha gustado a algunos miembros de su propio partido que consideran que Obama ha mantenido una actitud demasiado prudente ante Brennan, uno de sus más cercanos colaboradores cuando fungió como su principal consejero en asuntos de contraterrorismo pero, también, uno de los operadores de la CIA que apoyaron los programas de interrogatorios durante la era Bush.

Al mismo tiempo, analistas consideran que si Obama apoya desembozadamente la desclasificación del informe sobre el programa de interrogatorios y detenciones de la CIA, los republicanos lo aprovecharían para acusarlo de debilitar a la principal agencia de inteligencia en ultramar.

Desde el inicio de la presidencia Obama, Brennan ha servido como puente de comunicación entre la Casa Blanca y la comunidad de inteligencia. Este puente podría resquebrajarse en caso de que Brennan no pueda justificar la sistemática ocultación de información, las mentiras y la práctica de torturas a manos de agentes de la CIA como parte de la cruzada antiterrorista desatada tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.

“En caso de comprobarse alguna falla (como sostiene el informe del comité de inteligencia), es muy difícil que Brennan pueda continuar. Pero la última palabra la tendrá el presidente”, consideró el ex presidente del comité permanente de inteligencia en la Cámara de Representantes, Pete Hoekstra.

En tanto, organizaciones como la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) elogiaron el arrojo de Feinstein. “Lo que está haciendo Feinstein es una defensa histórica de la separación de poderes y reclamar el deber del poder legislativo de ejercer su autoridad sobre la CIA”, consideró Christopher Anders, asesor legislativo de ACLU.



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