Análisis. Rebeldes buscan "enterrar" a Al-Assad
La alianza opositora siria en el exilio no lo tiene fácil: arriesga mucho con la participación en las conversaciones de paz en Suiza; pero quedándose al margen se habría excluido a sí misma de la res olución del conflicto.
Para los políticos en el exilio hay mucho en juego. Unas negociaciones con el régimen del presidente Bashar al-Assad sin resultados concretos podría costarle el poco prestigio que ya le queda en el país árabe, donde la guerra civil ha costado la vida a más de 130 mil personas en casi tres años.
Millones de sirios han huido y el conflicto ha empujado a la miseria a varios millones más. Tras los éxitos iniciales de los insurgentes, el régimen de Al-Assad ha ido consolidando su posición en la capital, Damasco, y en otras partes del país. Sus representantes acuden a la mesa negociadora conscientes de esa posición.
La exigencia inicial de la oposición era que su participación en las conversaciones de paz desembocara en el fin del régimen de Al-Assad. Pero vistas las circunstancias actuales esa demanda quedará en mera ilusión. La semana pasada, Damasco realizó un par de concesiones tácticas: aceptó la oferta de un alto el fuego para Aleppo y permitió envíos de transporte de alimentos para el campo de refugiados palestinos Al Yarmuk (en Damasco), que desde hace semanas vivía un terrible asedio.
Occidente y Arabia Saudita apoyan a los adversarios del mandatario Al-Assad, pero no logran ponerse de acuerdo, porque en Siria no se enfrentan sólo los insurgentes contra el régimen de Damasco, sino también las milicias islamistas más moderadas contra extremistas cercanos a Al-Qaeda.
Por lo pronto, el líder de la la Coalición Nacional Siria en Estambul, Ahmed al Yarba, quien tuvo que apretar muchas tuercas para que los delegados aceptaran participar en Suiza, afirma que el régimen de Al-Assad “acudirá a su propio entierro” con la participación en la conferencia.