Washington.— En un ambiente de bravatas y amenazas entre la Casa Blanca y los líderes del Partido Republicano, decenas de organizaciones defensoras de la causa migrante anunciaron ayer movilizaciones para evitar que el presidente Barack Obama se eche atrás en su promesa de emitir órdenes ejecutivas para aliviar la situación de millones de indocumentados.

En uno de los primeros actos que buscan arropar al presidente Obama y evitar que éste claudique ante las presiones del Partido Republicano, los representantes de organizaciones como Casa Maryland y miembros de las poderosas centrales sindicales de la AFL-CIO y SEIU se concentrarán este viernes frente a la verja principal de la Casa Blanca para exigir acciones y no más promesas.

“Los extremistas del Partido Republicano se han rehusado a resolver el problema migratorio cuando se ha tenido la oportunidad. Ahora el presidente debe actuar”, dijo Richard Trumka, el líder de la AFL-CIO.

“Una acción ejecutiva será benéfica para las familias y sus comunidades, será buena para los trabajadores y la economía, como también para el país. Se acabó el tiempo para la discusión, debate, y los retrasos. Ahora es el tiempo para actuar”, enfatizó. En medio de una intensa movilización, desde el Partido Republicano el líder de la mayoría en la Cámara de Representantes, John Boehner, volvió ayer a lanzar una severa advertencia a Obama contra su intención de implementar órdenes ejecutivas en favor de la comunidad migrante.

“Si el presidente sigue actuando de forma unilateral (en materia migratoria) va a envenenar el ambiente de la negociación. Cuando alguien juega con cerillos, corre el riesgo de terminar chamuscado”, dijo Boehner al reiterar la amenaza que lanzó el miércoles Mitch McConnell, el próximo líder de la mayoría republicana en el Senado.

En conferencia de prensa, Boehner reiteró que el presidente Obama debe renunciar a su plan de acción en el frente migratorio y concentrarse, en cambio, en otros asuntos más importantes para el interés nacional.

A manera de ejemplo, Boehner citó la construcción del oleoducto Keyston entre Canadá y el Golfo de México, uno de los proyectos por el que han batallado las poderosas compañías petroleras que contribuyeron generosamente a la campaña del Partido Republicano.

En el inicio de lo que será una nueva batalla por los derechos de millones de indocumentados, un nutrido grupo de organizadores relanzará una campaña para evitar que el presidente renuncie a sus propias promesas y que los republicanos aprovechen la oportunidad para arrebatarle el codiciado vivero electoral de la comunidad hispana.

“En este momento coyuntural, el presidente Obama tiene que actuar de forma decisiva y rápida”, consideró Gustavo Torres de la organización Casa de Maryland.

“Las medidas administrativas que prepara la Casa Blanca tienen que incluir a jóvenes trabajadores y a sus padres, independientemente del tiempo que hayan estado en Estados Unidos”, añadió Torres en alusión a la posible expansión del Programa de Acción Diferida (DACA) que ha beneficiado a más de 700 mil hijos de indocumentados que llegaron a Estados Unidos con menos de 16 años.

En agosto de 2012, el presidente Obama anunció la implementación del DACA para beneficiar a un segmento de la población indocumentada de menos de 30 años, los llamados dreamers.

La medida favoreció a los jóvenes que hubieran cursado o terminado la escuela, que estén o hayan prestado servido en las fuerzas armadas y carezcan de antecedentes penales.