Poroshenko, el rey del chocolate
PERFIL. Petro Poroshenko tiene 48 años, está casado y tiene cuatro hijos. Es millonario e ingresó a la política a fines de los 90. (Foto: ILUSTRACIÓN: LETICIA BARRADAS )
veronica.rosas@eluniversal.com.mx
Enfrentados a un movimiento secesionista en el este, una economía al borde de la quiebra y el temor a una invasión rusa, los ucranianos han elegido a Petro Poroshenko, un millonario empresario, como presidente.
El apoyo que recibió en las urnas fue contundente: ganó las elecciones con 54.7% de los votos, evitando la necesidad de ir a una segunda vuelta y dejando a su rival más cercana, Julia Timoshenko, muy pero muy lejos (13.2%).
Conocido como el “rey del chocolate”, por ser el dueño de la dulcería más importante de Ucrania, Poroshenko apoyó y financió el movimiento que desde el Maidan Nezalezhnosti, Plaza de la Independencia, derivó a principios de este año en la caída del ex presidente Viktor Yanukovich.
Aunque el empresario, de 48 años, tuvo cuidado de no mostrarse demasiado en público durante las protestas, dejando que otros líderes abanderaran las manifestaciones, su acción le redituó un considerable capital político.
Los ucranianos tal vez recordaron que esa no era la primera vez que Poroshenko los apoyaba. Durante la Revolución Naranja, hace 10 años, también se decantó por los manifestantes que protestaron por el fraude electoral, e hizo que Kanal 5, del que es propietario, impulsara el movimiento. El invierno pasado de nuevo puso a ese medio al servicio de la revolución, al transmitir en vivo las protestas desde el Maidan.
Desde el este rusoparlante
Poroshenko nació en 1965 en el poblado de Bolhrad, en la rusoparlante Odessa y estudió economía en la Universidad de Kiev. Considerado como un hombre que se hizo a sí mismo, empezó su fortuna, valorada actualmente por la revista Forbes en 1.3 mil millones de dólares, vendiendo dulces de cacao. Luego adquirió varias fábricas de dulces que al paso de los años unió bajo el nombre de Roshen (formado por las sílabas centrales de su apellido).
Debido a su éxito en el negocio se ganó el sobrenombre de “rey del chocolate”. Además del Kanal 5, también tiene en su haber plantas de autos.
Su incursión en la política se dio en 1998, cuando ingresó al Parlamento de la mano de los socialdemócratas. Para el 2000 contribuyó a la formación del Partido de la Solidaridad y luego se cambió al Partido de las Regiones. Finalmente, dos años más tarde, formaba parte de Nuestra Ucrania, del opositor Viktor Yushenko. Estos constantes cambios son considerados una prueba de su habilidad para moverse en el momento oportuno, conforme cambian los vientos en la política.
Con el ex presidente le une una gran amistad. Yushenko no sólo es padrino de las hijas de Poroshenko, sino que fue él quien, tras el triunfo de la Revolución Naranja, lo introdujo en las grandes ligas de la política. Bajo su gobierno, Poroshenko ocupó el cargo de canciller, de 2009 a 2010, desde donde promovió los nexos con Europa. Dos años más tarde, el “rey del chocolate” llegó al ministerio de Comercio.
Poroshenko es considerado un pragmático y eso, junto con su visión empresarial es, a decir de analistas, lo que el país necesita para salir de la crisis que iniciara el invierno pasado tras la decisión del gobierno de Viktor Yanukovich de no firmar un acuerdo económico con la Unión Europea, a fin de no enojar a la poderosa vecina Rusia.
Las protestas generadas por esta decisión derivaron en la caída de Yanukovich y dieron lugar al estallido, en el este, de una ola de apoyo a Moscú. Así, un movimiento separatista inició en Crimea y se extendió luego a otras regiones, como Donetsk y Luhansk, donde en estos días los combates entre fuerzas prorrusas y del gobierno central van en aumento.
Rusia no ha dudado en anexionarse a Crimea y manifestar su apoyo a la población rusoparlante ucraniana, movimiento que generó el temor de una intervención en Ucrania, que trata a toda costa de evitar una escisión, mientras lidia con la forma de pagar a Moscú su millonaria deuda de gas (que el Kremlin está usando como mecanismo de presión).
En este convulso escenario, Poroshenko tiene ante sí la difícil tarea de recomponer los nexos con Rusia, sin renunciar al acercamiento con Europa. Es un delicado acto de equilibro.
La experiencia empresarial y las conexiones del presidente electo juegan a su favor. The New York Times señala que Poroshenko “tiene lazos con la élite empresarial de Rusia, país donde ha invertido mucho. Es conocido por sus peregrinajes a los monasterios ortodoxos rusos. Su hijo conoció a la que es su esposa en San Petersburgo”.
A su vez, un artículo de The New Republic indica que “hacer negocios con Rusia ha modelado a Poroshenko en el tipo de hombre que podría sacar a Ucrania de la crisis. Apoya mantener buenas relaciones con la Federación Rusa, de manera que Rusia siga comprando bienes ucranianos, mientras demanda la integración ucraniana a Europa”. El mismo Poroshenko, casado y con cuatro hijos, dijo hace unos días a la agencia AFP: “Conozco a (Vladimir) Putin, tengo una amplia experiencia en discusiones con él; es un negociador fuerte y duro”.
Para Fred Kaplan, del Consejo de Relaciones Exteriores, “Poroshenko parece el hombre correcto para estos tiempos: un billonario fabricante de chocolates y magnate de los medios que tiene aspiraciones de una alianza con la UE, pero también un gran interés comercial en Rusia. Es un comerciante, un pragmático. Sabe que ningún líder ruso, mucho menos Putin, dejará que Ucrania salga totalmente de la órbita del Kremlin y que, de tal suerte, una Ucrania saludable debe reverenciar a Moscú, incluso mientras se inclina al oeste”.