Papa toca migración con Obama
DE BUENAS. Barack Obama y el papa Francisco, en El Vaticano. (Foto: XINHUA )
CIUDAD DEL VATICANO (Agencias).— Francisco recibió ayer por primera vez desde que se convirtiera en Pontífice al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, con quien mantuvo un encuentro de 50 minutos en el que hablaron, entre otros asuntos, de política migratoria, el derecho a la vida y la objeción de conciencia.
Tras saludarse con un apretón de manos, Obama dijo sonriendo al Pontífice: “Es maravilloso conocerle. Muchas gracias”, a lo que el Papa respondió en inglés: “Welcome Mr. President” (bienvenido, señor presidente).
Luego, Jorge Bergoglio y Obama, junto con dos intérpretes, celebraron un encuentro privado que se prolongó durante cincuenta minutos, veinte más de los que el Vaticano suele dedicar a este tipo de audiencias.
Según informó la oficina de prensa de la Santa Sede, el Papa y Obama abordaron, entre otras cuestiones, la reforma migratoria en EU.
Desde el pasado domingo un grupo de inmigrantes de origen latinoamericano y procedentes de Chicago y Los Ángeles se encontraban en Roma para pedir al papa Francisco que convenciera ayer a Obama de detener las deportaciones de los inmigrantes indocumentados.
Además, “en el contexto de las relaciones bilaterales y de la colaboración entre la Iglesia y el Estado”, se trataron cuestiones “de especial importancia para la Iglesia en el país como el ejercicio del derecho de la libertad religiosa, a la vida y a la objeción de conciencia”, señala una nota del Vaticano. Respecto a la lucha contra la trata de seres humanos, de acuerdo con la Santa Sede, Obama y el Pontífice expresaron su compromiso común de erradicar esta lacra en el mundo.
Al término de la audiencia, Obama y el Papa procedieron al tradicional intercambio de regalos, en un ambiente más distendido. El mandatario estadounidense entregó a Francisco un estuche con semillas de árboles que crecen en el jardín de la Casa Blanca y de cuya madera, explicó Obama, se construyeron las primeras catedrales de América.
Por su parte, Bergoglio entregó a Obama, al igual que al resto de mandatarios, su primera exhortación apostólica, Evangelii Gaudium (La alegría del Evangelio) y un medallón en bronce que representa al Ángel de la Paz en bajo relieve. “Seguro que la voy a leer en el Despacho Oval cuando esté frustrado y espero que me tranquilice”, afirmó Obama, a lo que el Pontífice contestó: “Eso espero”.
Las sonrisas se convirtieron en risas cuando Francisco entregó a Obama una colección de monedas de su pontificado, que se cayeron hasta en dos ocasiones cuando intentaba mostrarlas al presidente estadounidense.
“Rece por mí”
Al despedirse, Obama y Francisco se estrecharon largamente la mano y el mandatario estadounidense le pidió que rezase por él y por su familia que, dijo, le tienen que “aguantar”. El propio Obama declaró posteriormente a la prensa que se sintió “muy conmovido por el mensaje de inclusión y de compasión del papa Francisco y profundamente emocionado por sus reflexiones sobre la importancia de contar con una perspectiva moral con la que afrontar los problemas mundiales sin pensar” en los intereses personales.
Asimismo, anunció que ha invitado al Pontífice a visitar su país, donde se calcula que hay 77 millones de católicos, una cuarta parte de la población, y subrayó que “los estadounidenses estarían encantados de recibirle”.
En este contexto, un grupo de familiares de indocumentados hispanos en Estados Unidos, en su mayoría de origen mexicano, protestaron en las inmediaciones del Vaticano durante la visita del presidente Obama.
El grupo, compuesto por unas 15 personas, se colocó en la Vía de la Conciliación, que se encontraba blindada por un fuerte operativo de seguridad. Portando camisetas con la inscripción “indocumentado y sin miedo” además de pancartas con la frase “legalización sí, deportación no”, ellos pretendían sólo permanecer pacíficamente parados a la orilla del camino cuando circulase la delegación de Estados Unidos.
Además llevaban un estandarte de la Virgen de Guadalupe junto al mensaje “alto a las deportaciones” y “queremos unificación en las familias”.
Los uniformados fueron empujando al grupo compuesto en su mayoría por mujeres y niños. El grupo participó en la audiencia general de los miércoles.