Washington.— Jeb Bush, ex gobernador de Florida e hijo y hermano de presidentes, dio ayer el pistoletazo de salida de la carrera a la Casa Blanca de 2016 al anunciar que está “estudiando activamente” la posibilidad de ser candidato a las primarias republicanas. Y desde ya, las dos preguntas que se hace todo el mundo son: ¿Otro Bush en la Casa Blanca? ¿Le perjudicará o le beneficiará su apellido en la carrera hacia la presidencia?

El ex gobernador de Florida hizo el anuncio en Facebook en un mensaje a sus seguidores. “Como resultado de esas conversaciones (familiares durante el día de Acción de Gracias) y de la consideración meditada del tipo de liderazgo que creo que necesita Estados Unidos, he decidido estudiar activamente la posibilidad de ser candidato a presidente de los Estados Unidos”, escribió ayer.

Bush, cuyo nombre suele salir en todas las quinielas de potenciales candidatos republicanos en los comicios de 2016, dijo además que en enero creará un comité de acción política (PAC, por sus siglas en inglés). El objetivo: “Promover conversaciones con ciudadanos por todo Estados Unidos para discutir los retos más importantes a los que se enfrenta nuestra excepcional nación”.

El hecho de que Bush también haya anunciado que a principios de 2015 publicará 250 mil correos electrónicos de sus años como gobernador de Florida y un libro electrónico con sus ideas políticas hace pensar que va muy en serio.

Jeb Bush, de 61 años, tiene experiencia gobernando. Fue de 1999 a 2007 gobernador de Florida, un estado clave en las elecciones presidenciales y de inclinación republicana.

Si Bush se impone en las primarias republicanas —entre sus rivales podría estar el ex gobernador de Massachusetts Mitt Romney, favorito en la carrera para hacerse con la candidatura republicana en 2016— y gana al candidato demócrata en 2016, podría ser el tercer Bush en la Casa Blanca. Su padre, George H.W., fue presidente de 1989 a 1993, y su hermano, George W., de 2001 a 2009.

Entre las ventajas de su árbol genealógico, está la de que Jeb, un republicano moderado, ya no necesita presentaciones. Ha vivido en Venezuela, habla español, lo que le puede servir para atraer al voto latino, que tendrá la llave de la Casa Blanca en 2016. Y está casado con una mexicana, Columba Garnica Gallo, quien podría convertirse potencialmente en la primera dama de Estados Unidos nacida en México.

Pero Bush tendrá que lidiar con el ala más extremista de su partido, el Tea Party, que no ve con buenos ojos las posiciones moderadas de Bush en inmigración y en educación. El ex gobernador de Florida está a favor de la reforma migratoria, atascada en el Congreso.

Y en educación defiende el “Common Core”, un programa de estándares federales para unificar lo que se enseña en las escuelas públicas del país, que ha sido muy criticado por los republicanos más conservadores. Ha dicho que desea reformar la política exterior de EU, fortalecer la capacidad de defensa. En lo económico, apoya una zona de libre comercio que englobe a toda América. Agencias