WASHINGTON.— Los actos por el 5 de mayo se convirtieron ayer en la Casa Blanca en una nueva oportunidad de festejar y rendir homenaje al legado cultural de la comunidad mexicana e hispana en Estados Unidos. Pero también para hablar de las cuentas pendientes que el presidente Barack Obama tiene con la comunidad latina, como la reforma migratoria.

“Hasta ahora, los republicanos se han negado a que la reforma salga adelante. Sabemos que hay algunos republicanos que quieren hacer lo correcto y la mayoría de los ciudadanos están a favor de una reforma. Por eso creo que es momento de que los republicanos se sumen a esa mayoría”, dijo ayer el mandatario.

“Quiero pedirles que los próximos dos meses presionemos a favor de una reforma migratoria”, dijo Obama ante un auditorio de invitados especiales y personalidades que incluyeron al subsecretario mexicano de Relaciones Exteriores para América del Norte, Sergio Alcocer, y al embajador Eduardo Medina Mora.

En el marco de unos festejos marcados por el creciente enojo de una comunidad migrante que parece estar cansada de los 5 de mayo a ritmo de mariachi y golpe de margaritas —mientras cientos de miles siguen siendo deportados—, Obama puso su mejor cara ante la comunidad latina y se esforzó incluso en hablar algo de español. “En 5 de mayo todos somos latinos”, dijo el presidente.

En un momento de su discurso, habló del legado común de Estados Unidos y México que, según consideró, se remonta a los años de la guerra de México contra los ejércitos de Napoleón. En este sentido, habló del apoyo que EU ofreció a México para deshacerse de la ocupación francesa tras la batalla del 5 de mayo y a la colaboración que hoy en día le sigue ofreciendo al gobierno mexicano para que combata a los líderes del narcotráfico y el crimen organizado.

“Hoy tratamos de honrar ese pasado, trabajando juntos a favor de un futuro brillante para ambas naciones”, prosiguió en alusión a las asignaturas pendientes en materia migratoria y a los diversos proyectos conjuntos en el área de educación.

En este sentido, hizo alusión a la iniciativa denominada “La Fuerza de 100 mil en las Américas” para incrementar los intercambios estudiantiles entre Estados Unidos y todo el Hemisferio Occidental.

Poco antes, en un desayuno ofrecido en el Observatorio Naval, el vicepresidente Joe Biden se encargó de marcar el inicio de una conmemoración en clave latina. Tras un desayuno que incluyó huevos con chorizo, salsa pico de gallo y tortillas calientes, el vicepresidente se atuvo a un guión preestablecido para hablar de la necesidad de impulsar la reforma migratoria.

“Es hora de que el liderazgo republicano (de John Boehner) se ponga de pie y no permita que una minoría (de extremistas) sigan impidiendo un acuerdo que cambiaría la suerte de millones”, aseguró Biden.