Washington.— En un último intento por evitar la victoria de los republicanos que vaticinan la mayoría de las encuestas, el presidente estadounidense Barack Obama buscó ayer volver a encender la mecha de la ilusión que le acompañó en el 2008 y el 2012 para tratar de rescatar del naufragio a los candidatos del Partido Demócrata.

En un acto de campaña en Rhode Island, Obama aludió a los últimos avances de la economía que ha crecido a un ritmo del 3.5% en el tercer trimestre del 2014, una cifra que, en opinión de la Casa Blanca, envidiarían en la zona euro o en algunos países de Asia.

“Cuando asumí la presidencia (en enero de 2009) la economía estaba en caída libre, lo mismo que la industria automotriz. Los bancos estaban prácticamente congelados. Estábamos perdiendo empleos a un ritmo de 800 mil al mes”, aseguró Obama, para luego subrayar que “en los últimos 55 meses, nuestras empresas han añadido 10.3 millones de nuevos puestos de trabajo. Por primera vez en más de seis años, la tasa de desempleo está por debajo del 6%. Durante los últimos seis meses, nuestra economía ha crecido a su ritmo más rápido en más de 10 años”.

El intento de Obama por hacer de las elecciones legislativas de este martes un referéndum sobre sus políticas económicas dejó entrever el grado de desesperación de un líder arrinconado por las circunstancias.

El mitin se vio empañado por la polémica en torno a las medidas de gobiernos estatales como Maine, donde el gobernador republicano, Paul LePage, intenta imponer a profesionales de la salud que regresan de combatir el brote de ébola en África regímenes de cuarentenas de corte medieval.

Ayer mismo se filtró un memorándum interno del secretario de Defensa, Chuck Hagel, en el que critica la estrategia de la Casa Blanca en Siria. El memorándum, difundido por medios como The New York Times, ha sido presentado por los republicanos como una muestra más del fracaso de Obama en Irak y en Siria y además, un síntoma de la falta de liderazgo del presidente como comandante en jefe.

Consciente de esta campaña, Obama advirtió a los electores sobre los riesgos de dejar en manos de los republicanos el control del Congreso. Según las últimas encuestas, los republicanos podrían ampliar su mayoría en la Cámara de Representantes y capturar hasta 52 escaños en el Senado para hacerse con el control de las dos cámaras.

“Los republicanos se han opuesto a elevar el salario mínimo. Se han empeñado en repudiar la ley de salud que está funcionando. Y siguen sin hacer nada para que la mujer gane igual que un hombre o que los estudiantes sigan con el pesado lastre de los préstamos para terminar una carrera universitaria”, aseguró. Pero su mensaje se antoja insuficiente. No sólo porque él mismo está bajo mínimos en las encuestas de popularidad (40% en promedio), sino porque la totalidad de las elecciones clave para decidir el futuro control del Senado se librarán este martes en estados de tradición republicana que Obama fue incapaz de conquistar en 2008 o en 2012.