WASHINGTON.— Sólo unas horas después de anunciar el fin de la intervención militar en Afganistán hacia fines de 2016, el presidente Barack Obama hizo ayer uso del púlpito en la legendaria academia de West Point para asegurar que Estados Unidos “ha sido y seguirá siendo una nación indispensable” en todo el mundo pero que, a partir de hoy, su liderazgo tendrá un carácter más diplomático y multilateral y menos militarista y unilateral.

“Estados Unidos debe mantener su liderazgo en el escenario mundial”, consideró. “Pero la acción militar no puede ser el único —ni siquiera el principal— componente de nuestro liderazgo en todos los casos. El hecho de que sigamos teniendo el mejor martillo (militar) no significa que cada problema sea un clavo”, dijo Obama durante la ceremonia de graduación de la Academia que ha formado a algunos de los más grandes militares, presidentes o astronautas en EU.

“Hemos pasado por un largo periodo de guerra”, prosiguió Obama, en un reconocimiento explícito de que los conflictos en Irak y Afganistán han sido demasiado costosos para una sociedad que hoy sigue luchando para salir de la recesión. En este sentido, el presidente definió una nueva ruta que ya no pasará por los despliegues militares a gran escala, sino por acciones más limitadas y más concertadas con los aliados de EU a fin de contrarrestar de forma más inteligente la amenaza de un enemigo terrorista más versátil, más disperso y menos localizado.

Obama aseguró que no siempre la mejor solución a un problema es el intervencionismo militar, en un claro mensaje a los republicanos que lo acusan de haber cedido el liderazgo militar de EU ante el avance de China o las operaciones anexionistas de Rusia en Crimea o en Ucrania.

“Desde la Segunda Guerra Mundial, algunos de nuestros errores más costosos no fueron producto de nuestra moderación, sino de nuestra disposición a incursionar en aventuras militares sin pensar en las consecuencias”, subrayó.

Como parte de esta nueva estrategia, el mandatario anunció dos nuevos programas: el primero pasa por la autorización de un fondo antiterrorista por 5 mil millones de dólares y el segundo por un aumento a la ayuda que se ha ofrecido hasta ahora a la oposición en Siria, allanando el camino para un posible adiestramiento y equipamiento de los rebeldes que intentan derrocar al presidente Bashar al-Assad. El anuncio de Obama se produce poco antes del inicio de una gira internacional que lo llevará a Europa, donde se reunirá con los nuevos líderes de Ucrania y participar en los actos que marcarán el 70 aniversario del desembarco aliado en Normandía.

Sin embargo, Michael McCaul, presidente republicano del comité de Seguridad Interna en la Cámara Baja, consideró que “la ayuda anunciada a Siria llega demasiado tarde y el anuncio del repliegue en Afganistán va a envalentonar a los terroristas”.

Para analistas como Bruce Jentleson, de la Universidad de Duke, “el discurso de Obama puso mayor énfasis en lo que no debe ser nuestra política exterior. Insistió en que no debería ser aislacionista, ni movido sólo por un afán militar... pero carece de una definición clara sobre lo que debería ser una estrategia general para hacer frente a los desafíos que enfrentamos”.