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Menores deportados, de la ilusión a la depresión

Liz Castillo / El Comercio| El Universal
Miércoles 09 de julio de 2014
Menores deportados, de la ilusin a la depresin

DIVERSIÓN. Niños ecuatorianos juegan futbol en Guayaquil. En muchas zonas del país, los menores emigran a EU en busca de sus padres. (Foto: ARCHIVO / REUTERS )

Van de Ecuador a la Unión Americana en busca de sus padres y son expulsados

QUITO.— Viajó durante dos meses a Estados Unidos. En la frontera entre México y ese país, se dejó detener por la Policía de Migración para conseguir que sus compañeras de viaje, su madre y su hermana, de 13 años, escaparan a precipitada carrera. Y lo consiguió.

Pide que le llamen Joaquín. Tiene 15 años y es de una parroquia en Cañar, una de las provincias que en los últimos dos años no deja de contar por decenas el éxodo de menores hacia EU, en manos de coyotes. Sin embargo, no hay datos globales de menores que han salido.

Por ejemplo, en un colegio, 460 de 820 alumnos tienen a sus padres fuera del país. En este año lectivo que está por finalizar, 40 chicos dejaron sus cuadernos para ir al encuentro de sus papás que emigraron. Los familiares cuentan que los padres financian esos viajes y hasta se contactan con los coyotes que operan desde Centroamérica y desde el Ecuador.

Hay menores que llegaron luego de meses de travesías expuestos a abusos sexuales, robos, detenciones, encierros… relatan los parientes. Otros, como Joaquín, fueron detenidos en la frontera y hay quienes murieron en el intento, como Noemí A., de 11 años, oriunda de Molino Huayco, El Tambo. Este último hecho se registró en marzo pasado.

En cambio, Joaquín emprendió el viaje en febrero pasado. Al frustrarse su viaje Joaquín regresó deportado a Ecuador e intentó reintegrarse al colegio, pero le fue difícil por su depresión, tristeza, desmotivación… “No se dejó ayudar, optó por el silencio, como lo hacen quienes sufren mucho en la travesía”, dice Nube Chogllo, sicóloga del colegio donde estudia el menor.

Según la sicóloga, esas actitudes son parte de las secuelas más graves que deja esta migración. “Estos menores de edad se sienten frustrados y asumen como suya la culpa de no haber cruzado la frontera. Por eso, la mayoría saca fuerzas y vuelve a intentar”.

Según el rector del colegio Mushuk Kawsay, David Nivelo, estos pequeños no se reintegran a su vida normal porque están a la espera de un nuevo llamado del coyote y partir.

“Cambian su alegría por un silencio profundo”. Tal vez Joaquín esté nuevamente de viaje, porque eso le dijo a su maestra. “Me voy porque aquí no tengo a nadie y me interesa mi familia”.

En los últimos ocho meses, 52 mil menores centroamericanos solos han llegado a Estados Unidos, donde el presidente ha pedido ayuda al Congreso para acelerar la deportación de los niños.

El Instituto Nacional de Migración-México dice que el fenómeno de niños inmigrantes que viajan solos por ese país “ha aumentado de manera importante”. Y menciona a Ecuador entre 12 países de donde provienen esos menores.

En los pueblos de la provincia de Cañar ni las muertes han frenado la decisión de los padres de llevárselos de forma ilegal, dice el fiscal de Cañar, Romeo Gárate. Sin embargo, hay niños que se resisten a irse. Por ejemplo, Cipriano Q. contó que en el primer viaje su nieta Noemí pasó dos meses encerrada en Panamá. Al regresar era una niña diferente: triste, callada, sensible y lloraba… En más de una ocasión les dijo a sus abuelos que ya no quería ir, pero sus padres se empeñaron en llevarla.

José, de 13 años, vive en Molino Huayco y está en noveno de básica. Sus padres ya le propusieron migrar. “Un familiar murió en el viaje y por eso no quiero ir”, dice. Si no se va, quiere estudiar electrónica. En cambio su amigo Raúl, de segundo de bachillerato, tiene previsto partir en estas vacaciones. “Me da nervios, pero le pido a Dios que me proteja”.



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