Con sólo 16 años, la paquistaní Malala Yousafzai sobrevivió ya a un atentado, obtuvo premios como el Nacional de la Paz en su país y el Premio Sájarov, fue nominada el año pasado al Nobel de la Paz y escribió un libro que se ha convertido en éxito de ventas.

Activista desde los 10 años, Malala se volvió famosa al escribir un blog para la BBC bajo el seudónimo Gul Makai en el que describía el régimen de terror impuesto por los talibanes en Mingora, donde ella vivía. “Tenía diez años cuando los talibanes llegaron a nuestro valle. Moniba —la mejor amiga de Malala— y yo habíamos estado leyendo los libros de Crepúsculo y deseábamos ser vampiras. Y nos pareció que los talibanes llegaron en la noche exactamente como vampiros”..., cuenta en su libro Yo soy Malala.

El 12 de octubre de 2012, cuando iba a la escuela en la camioneta que servía de autobús escolar, un grupo ligado a los talibanes le disparó. Una bala le entró debajo del ojo izquierdo, destrozándole los huesos de media cara y rozándole el cerebro. Otras dos estudiantes también resultaron heridas.

Malala fue trasladada primero a un hospital militar y luego al Hospital Reina Isabel de Birmingham, en Reino Unido, donde se le dio de alta en enero de 2013 y donde vive con su familia. Hoy, su recuperación física supera el 80%. Y ella está al 100%, decidida a seguir luchando por su sueño: “Que todos los niños en el mundo puedan ir a la escuela porque es su derecho básico”. Sobre el riesgo de sufrir otro ataque, dice: Hay que morir alguna vez en la vida”.