TEGUCIGALPA.— La red está lubricada. Las maras 18 y Salvatrucha de Guatemala, El Salvador y Honduras, o Los Zetas, Los Caballeros Templarios y el Cártel del Golfo participan en el contrabando terrestre de seres humanos del sur de México al suroeste de Estados Unidos, en un proceso de distintas etapas, como la captación de la víctima y su traslado a un sitio en el que será explotada.

El negocio degenera en trata de personas con distintos fines, ya sea sexual o laboral, o para pornografía y otros objetivos variados, como la adopción y el matrimonio fraudulentos, y se desarrolla en Centroamérica con tres pasos o fases preliminares a la que se le añade la legitimación o “blanqueo” de dinero de las ganancias obtenidas por las mafias en el lucrativo negocio.

La captación, según un informe de la Asociación para la Eliminación de la Explotación Sexual, Pornografía, Turismo y Tráfico Sexual de Niñas, Niños y Adolescentes en Guatemala (ECPAT por sus siglas en inglés), se hace en contextos urbanos de falta de oportunidades laborales y en un escenario migratorio de las víctimas, que conocen a los tratantes o los contactaron por internet o mediante anuncios engañosos o falsos de empleo aparecidos en medios de comunicación.

El traslado se prolonga de 48 a 72 horas, mientras la víctima ignora que está siendo sometida a trata y surgen los primeros “vejámenes”. La etapa de explotación “y esclavitud” se caracteriza porque las víctimas son recluidas en sitios para el proceso culminante, como bares, prostíbulos, granjas, fincas o casas particulares, con aparatos de tráfico de drogas, armas o piratería informática, entre otras, aseguró el informe.

“Para todas estas actividades, utilizan las mismas estructuras, rutas, intermediarios, sobornos y modus operandi”, agregó. La investigación, que se concentró en Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua como generadoras de masiva migración externa, determinó que en esos países “las estructuras criminales están identificadas”, como las maras Salvatrucha y 18, los cárteles de Texis y Los Perrones, de El Salvador, o Los Zetas, de México.