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Los nuevos problemas de Brasil y Bolivia

José Vales Corresponsal en Sudamérica| El Universal
Lunes 17 de noviembre de 2014
Los nuevos problemas de Brasil y Bolivia

El sábado miles de personas protestaron contra la corrupción en Brasil. En la imagen una persona sobre un muñeco con la cara de la presidenta, Dilma Rousseff.. (Foto: ERALDO PERES. AP )

Rousseff y Morales lograron la reelección en sus países; la economía y la corrupción serán sus asignaturas pendientes

En Sudamérica todo parece indicar que muchos gobiernos no cambian de signo, pero sí de agendas. Es el caso de los presidentes de Bolivia, Evo Morales, y de Brasil, Dilma Rousseff. A la lista podría incorporarse Tabaré Vázquez, quien aventaja para la segunda vuelta de las presidenciales del domingo en Uruguay.

Los gobiernos progresistas de la región deberán enfrentar nuevos desafíos en su próximo período de gobierno. Problemas muy distintos a los que los recibieron cuando llegaron por vez primera al poder: la caída de los precios de los comodities, la revalorización de la moneda, la tendencia a la recesión económica, son algunos de los temas que marcarán agenda.

Las previsiones indican que Bolivia crecerá este año 6.5%, del PIB. Si esa la meta se cumple al terminar diciembre habrá sido el mayor crecimiento de la región. Sin embargo, el propio gobierno alerta que en los próximos dos años no se moverá en el mismo contexto internacional en que lo ha venido haciendo en los últimos tiempos.

“Se necesita cambiar la matriz económica para generar bienestar sostenible. Bolivia debe dejar de ser completamente dependiente de la extracción de recursos naturales para ir a sistema de producción con valor agregado que genere empleos de calidad”, señaló Gustavo Pedraza, analista económico.

La distribución de la riqueza fue un hecho en el país del altiplano, pero todavía el 80% de la población económicamente activa se inscribe en el empleo informal.

“Esos son trabajadores que no reciben ningún servicio de salud y esa es una de los grandes desafíos, además de continuar manteniendo las herramientas para sostener el crecimiento económico, explicó Pedraza.

En Brasil, el futuro gobierno de Dilma se sostiene en tres patas, algunas de ellas no muy firmes: la necesidad de recuperar al país económicamente, salir airoso del escándalo de Petrobras y articular una mayoría propia en el Congreso a través de las alianzas, que permita avanzar en la promesa de diálogo y reforma política y llevar adelante un ajuste fiscal sin tocar los planes sociales.

“Lo primero que hizo el PT y el entorno de la presidenta fue dejar fluir la candidatura de Lula 2018 que se lanzó ya desde el partido. De esa forma se duerme cualquier puja interna por la sucesión y congela a la oposición por un tiempo. Pero las preocupaciones del gobierno siguen siendo otras”, explica el analista Luiz Alberto Pereira.

No pasará de fin de mes para que la presidenta anuncie un paquete de medidas económicas contundentes que incluyen el nombre de un nuevo ministro en reemplazo de Guido Mantega. Aún cuando por delante tenga que resolver cómo encarará las demandas de esa nueva clase media que quiere asegurar sus conquistas y mejorar la calidad de vida.

“Y aquí esta lo novedoso para el PT. Ese sector quiere terminar con la corrupción y que el Estado, además de proveer ayuda social, sea eficiente ante sus reclamos. Algo con lo que el gobierno debe aún aprender a lidiar”, añade el analista.

Uruguay, por su parte, posee la moneda más fuerte de la región “y eso siempre es un problema para un país tan pequeño porque no se puede sostener en el tiempo. El precio de la soya sigue bajando en Chicago y será en el sector económico donde el Frente Amplio, de ganar las elecciones del 30 de noviembre, deberá lidiar para asegurar las conquistas y el crecimiento económico de estos años.

“El tema será económico pero también social. Cómo hará un gobierno de izquierda para enfrentar ese fenómeno nuevo en Uruguay que es la inseguridad, es la pregunta que podríamos hacernos en estos momentos”, al decir del sociólogo José María González de la Universidad de La República.

“En estos años todos los gobiernos de la región aprovecharon el viento de cola de la economía internacional que redundó en una coyuntura favorable para la región. Ahora, parten desde otra base económica y social mucho más sólida pero también más compleja, porque los problemas son otros y versátiles, como el narcotráfico, la corrupción y un posible cuadro de recesión”, sostiene el académico.

En Bolivia, por ejemplo, ante la ausencia de debates más profundos en los meses previos a las elecciones, lo cruces más fuertes pasaron por la corrupción y la impunidad. Un punto que también figura como “importante” en la agenda brasileña. “Aquí la corrupción sigue siendo muy grande y esto va de la mano con la impunidad. Esto es lo que permite el aumento de conductas delictivas contra mujeres y niños porque los crímenes no son penados y quedan en el olvido”, explica Miguel Angel Silva, politólogo de la Universidad Mayor de San Andrés.

“Esos son los temas en los que el gobierno de Morales debe poner atención si lo que se quiere es acallar las demandas sociales más urgentes”, acotó. Nuevas demandas y nuevos problemas para nuevos periodos de gobierno, en una región donde los gobiernos no cambian de partido, pero los problemas siempre se renuevan.



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