Lima: oportunidad contra el cambio climático
Participantes posan en el pabellón indígena de la feria "Voces del Clima", en el marco de la XX Conferencia sobre el Cambio Climático, en Lima. (Foto: CARLOS LEZAMA. XINHUA )
Lima.— El célebre naturalista estadounidense John Muir escribió alguna vez que cuando nos enfocamos en un factor aislado “nos damos cuenta que está enganchado a todo lo demás en el universo”. Casi cien naciones se encuentran reunidas en Perú para hablar sobre cambio climático y la visión de Muir —más de 100 años después— está totalmente vigente.
El cambio climático trata fundamentalmente con interconexiones: clima, agua, pastizales, bosques, océanos, vida silvestre, personas, economías, energía, salud y seguridad. Estas interconexiones revelan que las acciones para atender el cambio climático son imperativas y urgentes.
Los efectos interconectados del cambio climático no se darán en un futuro imaginario; se manifiestan ahora. En las últimas cuatro décadas, Perú —anfitrión de la cumbre sobre cambio climático— ha perdido 40% de sus glaciares, los cuales representan 70% de los glaciares tropicales del planeta. No sólo son un espectáculo geológico fascinante, sino que los flujos que emanan de ellos hacia los ríos, que alguna vez fueron graduales, dan agua para beber, para la agricultura y para otras actividades como la hidroelectricidad.
Como en el caso de Perú —donde están amenazados las pesquerías y los cultivos, además de que podrían producirse avalanchas, deslizamientos de tierra, inundaciones, y poner en peligro las fuentes básicas de agua, la agricultura y la hidroelectricidad— las dinámicas del cambio climático tendrán efectos cada vez más visibles en todos los países de América Latina, incluyendo México.
Los compromisos fortalecidos de todas naciones contra el cambio climático pueden hacer una gran diferencia, tanto para reducir emisiones de gases de efecto invernadero, como para promover inversiones para adaptarnos. Dichos compromisos pueden evitar consecuencias devastadoras y reducir los impactos para la gente, su seguridad y las economías de este mundo cambiante.
Tomar acciones requiere que los sectores público y privado aporten miles de millones de dólares, pero esto no es un costo para las economías: son inversiones en salud, seguridad y prosperidad para todas las comunidades del mundo. Algunas de éstas pueden reducir emisiones de gases de efecto invernadero, ayudar a que las comunidades se adapten al cambio climático y ofrecer oportunidades económicas.
Frecuentemente pensamos que las soluciones climáticas —tanto de adaptación como de mitigación— se agrupan en pocas en categorías, como las inversiones en energía renovable o los programas de protección a bosques. Estas inversiones hacen posible, por ejemplo, que se protejan los bosques tropicales peruanos y de otros países; son importantes, pero al mismo tiempo las oportunidades para innovar son infinitas.
Cada día existen mayores evidencias de que empresas y gobiernos pueden ahorrar miles de millones de dólares por año y reducir sus emisiones de gases a través de inversiones climáticas, el uso de fuentes de energía renovable y la eficiencia energética. Muchas de estas mejoras en eficiencia derivan del uso de materiales, como diodos luminosos o tecnologías de “almacenamiento de nubes”, que reducen dramáticamente el uso de energía asociado con el internet y las computadoras.
Otras oportunidades provienen de aplicar buenas prácticas, que van más allá de evitar la deforestación. Los cambios de uso de suelo representan aproximadamente 24% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Restaurar tierras degradadas, evitar que se pierdan manglares costeros y aplicar prácticas “climáticas inteligentes” a la agricultura e incluso reducir el desperdicio de alimentos, nos ayuda a enfrentar el cambio climático.
Perú reúne a líderes de todo el planeta y establecerá el escenario para un nuevo acuerdo de soluciones climáticas, cooperación internacional y compromisos de acción por parte del sector privado. Esperamos que las conversaciones se centren en oportunidades integrales que incorporen la amplitud de las soluciones naturales, la creatividad humana y se enfoquen en las interconexiones entre la acción climática, la prosperidad global, la seguridad de las comunidades y la salud de los ecosistemas.