JERUSALÉN.— En algún escondite especialmente secreto que conocen seguramente sólo muy pocas personas, en algún lugar de la Franja de Gaza que Israel sin duda querría ubicar, está la sombra... el cerebro más peligroso de Hamas: Muhamad Deif, Abu Khaled, de 50 años, paralítico y físicamente limitado, pero lúcido y atento a cada detalle. Es el legendario jefe de los batallones armados de Hamas, Izz al-Din al-Qassam, las Brigadas Qassam.

Cuando Israel mató el 5 de enero de 1996 a Yehia Ayash, el ingeniero, cuyo apodo derivaba de su especialidad en el manejo de explosivos, lo que le permitió preparar innumerables atentados suicidas, Muhamad Deif ocupó su lugar. Con el correr de los años, Israel eliminó a varios de los grandes jefes del brazo armado, pero Deif sigue allí, habiéndose salvado de cuatro intentos de asesinato, el último de los cuales casi lo mata.

Sigue allí, no se sabe dónde, como símbolo máximo, sin prestar casi atención a las opiniones del ala considerada “política”, convencido de que el camino de Hamas llevará a la organización y sus hijos al paraíso y que de transar con Israel no se debe ni hablar. Por un lado, se considera que el brazo militar tiene un alto grado de autonomía y, por otro, Israel sostiene que aunque Izz al-Din al-Qassam se dedique expresamente a la preparación y ejecución de los atentados, los así llamados “líderes políticos” están íntimamente ligados a sus planes.

Cabe suponer que Deif dirige la guerra desde su escondite secreto, sabiendo que los miembros de Izz al-Din al-Qassam lo reconocerán por haber logrado desarrollar una estrategia por la que Hamas ya no es lo que al principio, una pequeña extensión palestina de los Hermanos Musulmanes egipcios, sino una organización armada, casi militar, que debe ser tomada en cuenta.

Para los israelíes, es sinónimo de terrorismo. Para los palestinos, de osadía. Las brigadas Izz al-Din al-Qassam, el brazo armado de Hamas, son las responsables de los más cruentos atentados perpetrados en las últimas dos décadas contra blancos civiles y militares israelíes, acompañados en el plano interno palestino por una aureola de misterio y secreto.

Para Israel, Izz al-Din al-Qassam, todos sus miembros, escondites y comandancias, son blancos legítimos en la lucha contra el terror. Para numerosos palestinos, son un mito heroico. Y quienes se oponen a sus acciones saben que decirlo abiertamente puede costarle la vida.

Estados Unidos, la Unión Europea y diversos países occidentales, han incluido a Izz al-Din al-Qassam en su lista de organizaciones terroristas. Para los palestinos que los apoyan, son símbolo de lucha por la liberación. Al-Qassam tiene en su haber una larga lista de atentados, que comenzaron en 1993, con el propósito de sabotear el proceso de paz de Oslo entre Israel y los palestinos. Sus ataques fueron lanzados en épocas de negociaciones y de crisis, comenzando no contra gobiernos “conservadores” en Israel sino cuando era premier el laborista Yitzak Rabin.

El primer ataque con explosivos reivindicado por Hamas fue en abril de 1993, en el cruce Mehola. Los atentados suicidas, que se convirtieron en característica del grupo durante la segunda intifada, de hecho comenzaron mucho antes, y en un primer momento tomaron a Israel por sorpresa. Izz al-Din al-Qassam tomó como blanco autobuses, paradas de transporte colectivo, discotecas, cafés y restaurantes, y sembró el terror en las calles de Israel, poniendo énfasis en ataques contra civiles.

Ahora, en la guerra actual, operan desde la “Gaza subterránea”, una desarrollada red de túneles debajo de la Franja, a los que a Israel le resultará más difícil llegar. Desde allí manejan también el sistema de desarrollo de cohetes y misiles en la propia Gaza y ordenan cuándo y cuánto disparar hacia Israel.

Tras la muerte de Ayash, Deif grabó un mensaje que se hizo público y fue la primera vez en años que se le oyó; su imagen en el video no era más que una sombra. Dirigiéndose a los miembros de Izz al-Din al-Qassam, dijo: “Deben prepararse. Confíen en Alá.. Israel se ha equivocado al evaluar las capacidades de Hamas. Estamos en alerta constante. Este camino, nos conducirá al paraíso”.