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Análisis. La otra carta de Putin

Eduardo Mora Tavares| El Universal
Miércoles 21 de mayo de 2014

Cuando las relaciones entre Estados Unidos y Rusia continúan deteriorándose debido al conflicto en Ucrania, el presidente Barack Obama ha abierto un nuevo frente de disputa internacional con la otra gran superpotencia que es China, a causa del presunto ciberespionaje militar del país asiático.

Paralelamente, China y Rusia se acercan y firman acuerdos de cooperación, aunque el más importante —sobre gas— aún está pendiente, y realizan maniobras militares conjuntas. China da oxígeno al cuestionado presidente ruso Vladimir Putin en la arena internacional y juega ante Washington la carta rusa. Putin juega a su vez la carta china. Los intereses geopolíticos de Moscú y Beijing están sobre la mesa.

Putin busca otra salida al gas ruso en China, gas que ahora regatea a Ucrania, tras las sanciones impuestas por EU y la Unión Europea (UE) a Rusia por la anexión de Crimea, pero también teje fino en sus nexos con Beijing: comercio y pragmatismo del gigante ex comunista hacia el gigante aún comunista, pero que es la segunda mayor economía en el mundo.

Obama, entre tanto, aparece con pobres resultados en política exterior. Bashar al-Assad conserva el poder en Siria y los rebeldes apoyados por Occidente están perdidos. El proceso de negociación palestino-israelí, impulsado por Washington, está estancado. La “primavera árabe” de Egipto terminó en un invierno seudodemocrático. Rusia sigue presionando a Ucrania y ni EU ni la UE parecen tener, por ahora, impacto con sus sanciones a Moscú, que es un actor indispensable en negociaciones que pongan fin al programa nuclear de Irán y para el anunciado retiro estadounidense y de la OTAN de Afganistán. China, por otra parte, también es clave en las negociaciones para enfrentar a la Norcorea nuclear.

Obama tampoco ha cumplido su promesa de cerrar la prisión en la base de Guantánamo. Retiró las tropas de Irak, pero el país árabe no es el paraíso de la seguridad ni la estabilidad. En cambio, Putin y Xi Jinping, el mandatario chino, muestran el músculo con sus barcos de guerra en el mar de China Oriental, recordando que el orden unipolar de la posguerra fría se está diluyendo. La carta que tan bien jugó Henry Kissinger en los años 70 escapa de las manos de Obama y está ahora en las de Putin que, sin disparar un solo tiro, se quedó con Crimea.

 

eduardo.mora@eluniversal.com.mx



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