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La Iglesia que quiere Francisco

Jorge Gutiérrez Corresponsal| El Universal
Domingo 02 de noviembre de 2014
Desde el inicio de su pontificado, el jefe del catolicismo envió señales sobre su compromiso

Ciudad del Vaticano.— Al convocar al Encuentro Mundial de los Movimientos Populares, celebrado la semana pasada, el papa Francisco no hizo otra cosa que confirmar ulteriormente lo dicho a los medios de información dos días después de su elección el 13 de marzo de 2013: “Quiero una Iglesia pobre para los pobres”, exclamó en aquella ocasión, haciendo conocer así uno de los grandes objetivos de un pontificado apenas comenzado.

Muchas son las señales que el Papa ha dado al respecto, pero ninguna tan concreta como este encuentro durante el cual, al abordar los temas de su agenda—trabajo, tierra y vivienda—, recordó que cuando habla de asuntos como la pobreza se le ha calificado de “comunista”, porque se ignora o soslaya que los mismos, según dijo, son el centro del Evangelio y la doctrina social de la Iglesia.

“Todo el que lucha y se levanta contra las injusticias es desde siempre calificado de comunista, pero el hecho de que hasta el Papa sea definido de esta manera es algo que debe enorgullecer a los comunistas ya que esto significa que su ideología no debe ser tan mala como se piensa”, dijo Francisca Rodríguez, lideresa de la Asociación Nacional de Mujeres Indígenas y de la Vida Campesina de Chile y también una de las organizadoras del evento.

Lo que sucede, comentó al respecto Martín Esparza Flores, secretario general del Sindicato Mexicano de Electricistas, “es que hoy tenemos un Papa progresista, que lee, estudia, no tiene compromisos y por ello puede criticar abiertamente la actual política mundial culpable de la crisis actual en su afán, como el mismo Francisco señaló, de poner el dinero en el centro de sus acciones”. Todos los temas abordados en su importante discurso, el Papa los desarrolló —amplia y estructuradamente— en su primera Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium que, como subrayó monseñor Marcelo Sánchez Sorondo, canciller del Pontificio Consejo de las Ciencias, fue la guía del primer encuentro de los movimientos populares en el Vaticano.

Tan es así que Francisco, retomando el texto de su exhortación, explicó a los participantes que detrás de la posición que asume ante los graves problemas sociales del mundo no está “ninguna ideología”, sino más bien “un gran señal de la presencia de la Iglesia y los pueblos en una realidad muchas veces silenciosa”.

Comentando esta afirmación, la lideresa chilena dijo que “los nuevos movimientos que representamos no reivindican viejas ideologías sino solamente una, la ideología de la liberación de los prejuicios, de la mentira, del consumismo y de la mezquindad de un sector que acapara sin límite bienes y dinero”.

La ausencia de una ideología no impidió al Papa instar a esta masa silenciosa de desheredados a no dejarse “domesticar”, a no convertirse en movimientos “inofensivos”, porque es realmente “bello ver en movimiento a los pueblos” y sentir soplar “un viento que hace renacer la esperanza de un mundo mejor”.

Este mundo mejor exige, sin embargo, acciones concretas “como la reforma agraria sugerida por el Papa que, además de restituir la tierra a sus legítimos propietarios, indígenas y campesinos, daría vida a una soberanía alimentaria, que eliminaría el hambre, y el respeto a la madre tierra, que no puede seguir siendo saqueada indiscriminadamente”, comentó el líder electricista.

Conocer los problemas. Independientemente de los temas tratados en el encuentro, el aspecto quizá más relevante del mismo es que por primera vez en la historia de la Santa Sede un Papa convocó a los movimientos populares para que la Iglesia católica pueda conocer sus problemas y los que aquejan a la sociedad de hoy y sobre esta base asumirse sus responsabilidades. “Pienso que esta reunión fue positiva no sólo por la intervención del Papa, sino porque la Iglesia ha vuelto a poner su mirada en los problemas de los desposeídos, el hambre, la injusticia y otros más, y se ha comprometido a luchar con nosotros para hacer cambiar la situación de países como México, que vive el drama de los estudiantes todavía hoy desaparecidos y que esperamos sigan con vida”, dijo Francisca Rodríguez un día antes del mensaje que Francisco, con esta con esta motivación, envió al país.



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