La amenaza terrorista del EI
SECUELAS. Un miembro de las Unidades de combatientes de Protección del Pueblo de Kurdistán camina junto a los cuerpos de militantes del Estado Islámico, tras combates en que los primeros recuperaron el control de la localidad de Al-Qassaib, en Siria, el pasado 25 de diciembre. Los avances de los yihadistas en Siria e Irak preocuparon en 2014. (Foto: RADI SAID / REUTERS )
eduardo.mora@eluniversal.com.mx
El movimiento militar sunita Estado Islámico (EI), que ha tenido un impacto desestabilizador en Medio Oriente, amenaza con transnacionalizarse aún más en 2015, ya que tiene el potencial para redefinir el mapa regional, con la posible desaparición de Siria y de Irak como los conocemos, estima la doctora Camila Pastor de María Campos, especialista mexicana en asuntos de Medio Oriente.
El EI “preocupa a la región pues el surgimiento de una administración radical, acusada ya de enormes abusos y violencias, amenaza con transnacionalizarse, aún más en un momento en el que las administraciones centrales han sido y son cuestionadas por movimientos de protesta que se han llevado a cabo desde el 2011”, de acuerdo con Pastor, profesora-investigadora de la División de Historia del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).
“Este panorama es complicado por los enfrentamientos entre el EI y los varios movimientos nacionalistas kurdos contra los que combaten, compitiendo por el control de los mismos territorios en el sur de Turquía, norte de Irak y Siria”, explicó Pastor al ser consultada por EL UNIVERSAL.
Además, de acuerdo con la especialista, el EI —un movimiento militar que busca controlar un territorio y administrarlo según una interpretación particular de la tradición jurídica islámica sunita—, considera que los Estados históricamente defensores de esa rama del Islam, como Arabia Saudita, no lo hacen de manera adecuada y por lo mismo se constituye en una amenaza para ellos también”.
Para Pastor, hay varios escenarios posibles para el EI en 2015. “La opinión de expertos coincide en que siendo una amenaza para todos los Estados establecidos de la región y dado el interés de Estados Unidos en contener al movimiento, el despliegue militar coordinado y la retirada de apoyo económico y militar a los insurgentes en Siria lograrán contener al movimiento”, argumenta. Hace notar la importancia de la no afiliación de la mayoría de la población regional, pues “facilita el éxito de las campañas de contención”. Debido a que Turquía “no participa de la campaña contra el EI, es posible que los combatientes se replieguen hacia el sur de Turquía y que el movimiento siga operando en ese espacio reducido”.
Brutalidad en video
La decapitación de los periodistas estadounidenses James Foley (19 de agosto) y Steven Sotloff (2 de septiembre) por parte del EI, difundida en YouTube, mostró al mundo la brutalidad y crueldad de la nueva organización terrorista de Medio Oriente, descrita por EU y el Reino Unido como una amenaza mayor que la de Al-Qaeda, el grupo responsable de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001.
El EI o grupos asociados asesinaron este año, mediante el mismo método bestial, a otro estadounidense, dos cooperantes británicos, varios soldados libaneses, decenas de civiles y militares sirios, kurdos, un ciudadano francés y decenas de afganos. Las atrocidades del EI, que incluyen también secuestros, tortura, esclavización y ataques sexuales contra grupos como los yazidíes, cristianos o turcomanos, han sido condenadas por la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, como crímenes contra la humanidad. Condenas similares fueron hechas por Amnistía Internacional y Human Rights Watch.
Encabezado por el iraquí Abu Bakr al-Baghdadi, que se unió a la resistencia contra la invasión estadounidense de Irak en 2003, el EI cuenta con 50 mil combatientes en Siria y 30 mil en Irak, mil de ellos extranjeros venidos de Europa y EU, para sumarse a su lucha por establecer un califato, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con sede en Londres. En el pasado, Baghdadi, por quien EU ofrece una recompensa de 10 millones de dólares, intentó infructuosamente unir su grupo con la rama de Al-Qaeda que opera en Siria, el Frente Al-Nusra. Además, desafió al líder de Al-Qaeda y heredero de Osama bin Laden, el teólogo islámico egipcio Ayman al-Zawahiri, quien le había reclamado concentrar sus operaciones armadas en Irak y dejar Siria para Al-Nusra.
Pastor destaca que el EI “no se parece tanto a Al-Qaeda, que es una organización que funciona a base de células de combate, sino al Talibán, que efectivamente controló población y territorio, formando un gobierno”.
El EI es una de las consecuencias de la guerra que derrocó al dictador iraquí Saddam Hussein (2003). Aunque allí no operaba Al-Qaeda, como argumentaba la administración de George W. Bush para justificar la ofensiva estadounidense y aliada contra ese país árabe, la destrucción del régimen secular iraquí dio paso a una resistencia armada que llevó a la creación de Al-Qaeda en Irak (AQI), de donde proviene el EI. Nuevos grupos terroristas buscaron desde entonces resistir la ocupación estadounidense que se prolongó hasta diciembre de 2011.
“El EI nace de la reorganización sectaria de Irak en 2003. Con la intervención estadounidense en Irak que derroca el gobierno del partido Baath encabezado por Saddam Hussein, una política de reconstrucción que fragmenta a la población en términos sectarios desplaza el frágil equilibrio que había construido el Estado iraquí. El EI es una protesta por parte de poblaciones sunitas que rechazan una reconfiguración regional que los margina”, detalla Pastor.
La situación regional se agravó cuando empezó la guerra civil siria y comenzaron a organizarse milicias que luchan contra el Estado laico del Baath, encabezado por Bashar al-Assad. Esta oposición recibió apoyo de algunos de los Estados del Golfo y de EU, ante la protección internacional que dieron al gobierno de Al-Assad China, Rusia, Irán y que impidió una intervención militar como la que vivió Libia.
Bien organizados y financiados
Aunque existen controversias sobre el territorio que realmente controla el EI, ya que diferentes medios presentan mapas distintos de su dominio, según el análisis de Katahy Gilsinan (The Atlantic, agosto de 2014), el avance del grupo yihadista quita el sueño a EU y sus aliados.
El Pentágono asegura que el EI es un grupo “bien organizado, sofisticado y bien financiado”. Para ello, el EI recurre a actividades ilícitas como la extorsión, el secuestro, cobro de rescates, venta de antigüedades robadas y el contrabando. En 2012, el grupo yihadista tomó el control de campos petroleros en Siria, y vende el crudo a precios de descuento, según el libro The Islamic State of Irak and Syria, de Charles River Editors (julio de 2014).
“Conocido también como Al-Qaeda en Irak (AQI), Estado Islámico de Irak y Levante (ISIL), el EI ha tenido frecuentes cambios de nombre, pero estos no han sido sólo cosméticos: representan las múltiples transformaciones que el grupo ha experimentado y simbolizan su flexibilidad y adaptabilidad, lo que no sólo le ha permitido sobrevivir por más de una década, sino incluso florecer como uno de los grupos más influyentes en la región”, señala esa obra.
Por otra parte, el EI también ha mostrado su destreza en el manejo de las redes sociales para propagar sus ideas, reclutar militantes entre los musulmanes que viven en países occidentales, con mensajes multilingües, e intimidar a sus enemigos, así como para mostrar sus logros militares, según reportó The New York Times el 30 de agosto pasado.
El EI resulta así, de acuerdo con la percepción de Occidente, un nuevo jinete apocalíptico. El EI “va más allá de todo lo que hemos visto”, advirtió el entonces secretario de Defensa de EU, Chuck Hagel, el 21 de agosto, dos días después de la muerte de Foley. El secretario de Estado de EU, John Kerry, advirtió luego en un artículo en The New York Times (29 de agosto) que si no se controla a los extremistas del EI serán un “peligro” para una región estratégica que incluye a Jordania, Líbano, Turquía e Israel. Por ello, en la cumbre de la OTAN en Gales en septiembre pasado, se acordó una coalición internacional para destruirla.